sábado, 24 de marzo de 2007

LA SIMULACIÓN EN LA LUCHA POR LA VIDA Y LA LOCURA, DESDE JOSÉ INGENIEROS A NUESTROS DÍAS


Lic. Patricia Martínez Llenas


Siguiendo a José Ingenieros:
“Conocida es la propensión de los neurópatas y las histéricas a fingir toda clase de afecciones, sin excluir la locura; famosos son los falsos demoníacos y los falsos inspiradores, que en todo tiempo han simulado ese estado mórbido de la mente que permite el éxtasis, la profecía, la posesión por seres sobrenaturales, la comunicación con entidades invisibles; en cuanto ese estado mental puede mirarse como patológico, los que lo han fingido han sido verdaderos simuladores de la locura.Tal es la generalidad del hecho que aun en la historia argentina, con ser tan breve, ocurrió un caso célebre, cuya referencia debemos al Profesor Ramos Mejía, que lo conoció por Vicente Fidel López. Durante la dictadura de Rosas, uno de los jesuitas afiliados a la Sociedad Restauradora cometió un delito vergonzoso contra un niño, que se educaba en un claustro donde él era preceptor; descubierto el hecho, y temeroso del castigo del tirano, dio el fraile en simular que era loco, creyendo eludir así la pena capital, al mismo tiempo que se ponían en juego las altas influencias de la Curia para obtener su libertad y evitar el escándalo. Consiguió el malvado que en atención a su enfermedad mental lo trasladasen a un convento de Santa Fe, para ser asistido, y de allí se escapó a Chile, donde se le vio en traje civil, sin locura alguna.”

“Más célebre en la historia del arte es Hamlet, el magnífico personaje shakesperiano, en quien se une la circunstancia de simular la locura a la de estar verdaderamente alienado, hecho singularísimo que estudiaremos al tratar de la "sobresimulación" de la locura.”

“Las condiciones de lucha por la vida no son análogas para todos los individuos. Existen condiciones especiales, determinadas por la particular constitución fisiopsíquica de ciertos sujetos o por maneras de vivir que los colocan en singular situación frente al resto del grupo social en que viven, haciendo más o menos frecuentes los fenómenos que estudiamos, dándoles fisonomía propia. Por ello separaremos el estudio de la simulación de la locura en tres grupos, para no confundir en una misma interpretación fenómenos producidos en distintas condiciones, aunque obedeciendo a una misma finalidad:
1º Puede simular la locura todo individuo que lucha por la vida, cuando circunstancias esenciales lo determinen a adaptarse en esa forma: Simulación de la locura en general
2º Puede producirse en sujetos que se encuentran realmente en el estado patológico simulado, sin tener conciencia de ello, aunque conscientes de las ventajas de la simulación: Simulación de la locura por alienados verdaderos ("Sobresimulación").
3º Puede ocurrir en sujetos que luchan por la vida de manera antisocial, encontrándose expuestos a la represión penal de la sociedad. Entonces representa la mejor adaptación a las condiciones de lucha contra el ambiente jurídico: Simulación de la locura por delincuentes .”[1]


Ø La simulación desde la Psiquiatría Forense
El psiquiatra forense argentino, Dr. Alfredo Achával abordó el tema desde las circunstancias humanas que conllevan a la Simulación y las diversas formas que ésta reviste. De este modo el Dr. Achával escribió:

“En la Psiquiatría Forense la simulación siempre guarda relación con fingir un estado mental que no se posee en realidad. Una diferencia grande entre ambas aplicaciones de la psiquiatría señala también que las conductas humanas tengan diferencia utilitaria de aparición, ya que la Psiquiatría asistencial se desarrolla en el tiempo y en beneficio del paciente y la Psiquiatría forense se desarrolla en tiempos muy breves —entrevistas que no superan casi siempre tres o cuatro encuentros— y que están impulsadas por una autoridad judicial que marca los tiempos de la relación; lo inmediato del aquí y ahora es la característica, al igual que la imposibilidad de rectificación que enmarca la relación pericial.
Relacionada la Psiquiatría forense con un derecho a veces inalienable y personalísimo como el de defensa, como el de la seguridad social, la simulación debe ser la consecuencia de un diagnóstico y nunca puede ser una sospecha, una intuición del médico o un pronóstico. Quizás deba recurrirse aun —en especial con el médico psiquiatra de menor experiencia— a las conocidas preguntas: ¿Qué se simula?, ¿cómo se simula?, ¿cuándo se simula?, ¿por qué se simula? y ¿quién simula?”[2]
El simulador tiende a presentar un cuadro que confunde más, pudiéndose detectar inconsistencias en la conducta y contradicciones con los complejos sintomáticos conocidos y consecuentemente sus intentos obvios por engañar.
Para los psiquiatras forenses argentinos Antonio H. Bruno y Javier Cabello[3], la definición de simulación:
“Podemos concebirla como la actitud psíquica consciente y voluntaria donde se representa plásticamente un determinado evento mórbido con la intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar a un tercero.Los rasgos distintivos señalados en la definición se pueden sintetizar de la siguiente manera, a saber:
a) Actitud psíquica: se caracteriza por una activa disposición mental cuya motivación radica en obtener un beneficio secundario a través del engaño.
b) Conciente y voluntaria: vale decir la capacidad psíquica para discernir y ejecutar un acto previamente elaborado y planificado.
c) Representación plástica: consiste en hacer presente por medio de la expresión psicomotriz el evento mórbido que se utiliza para el engaño.
d) Evento mórbido: es decir la patología que se desea representar.
e) Intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar: es la actitud utilizada por el simulador para obtener un beneficio legal vinculado a su situación jurídica.”
Estos autores describen diferentes modalidades de simulación, que se llevan a cabo por una persona con la finalidad de obtener un beneficio secundario relacionado al proceso judicial en curso. DisimulaciónEs aquella donde el enfermo oculta la patología que padece con el fin de obtener cierto beneficio personal o de convalidar futuros actos jurídicos. Surge con mayor asiduidad en pacientes internados y que desean lograr el alta médica
Parasimulación ( Para: junto o al lado)Esta modalidad se da cuando el individuo representa un evento mórbido distinto al que ya padece. Sobre este punto cabe señalar que se utiliza el término ¨parasimulación¨ para diferenciarlo de la sobresimulación, entendiendo que esta última es una variante de aquella . Es de relativa relevancia médico legal, suele verse en pacientes internados y que desean obtener beneficios secundarios por medio de simular síntomas ya padecidos o vistos en terceras personas. Ejemplo de ello podemos encontrarlo en aquellos pacientes que además de padecer su cuadro psícotico, simulan síntomas extrapiramidales con la intencionalidad de obtener algún beneficio asistencial, generalmente para que le retiren o cambien la medicación.
Sobresimulación ( Sobre: además de o encima de)Como se ha dicho, es una variante de la anterior donde se exagera o sobreactúa la sintomatología de un evento mórbido que padece o que está simulando. Es posible detectarla en la población carcelaria que desea ser trasladada al Hospital o a la U 20 con el fin de mejorar sus condiciones de reclusión o en aquellos internos que intentan modificar su calificación penal y ser declarados inimputables en instrucción o durante el juicio oral.
Metasimulación ( Meta: más allá o después)Se caracteriza por la actitud psíquica voluntaria e intencional de sostener en el tiempo la sintomatología del cuadro psiquiátrico ya desaparecido. Se observa con mayor frecuencia en el Fuero Civil cuando debe determinarse el porcentaje de incapacidad.
Presimulación ( pre: antelación o prioridad)Consiste en simular una enfermedad antes de la comisión de un acto antijurídico con el fin de poder liberarse de la responsabilidad legal que en tal sentido le cabe. Si bien no es frecuente se puede llegar a advertirse en causas penales.”

Ø Signos para la detección de simulación
Para las autoras colombianas Angela Tapias, Diana Patricia Bello, Jeymy Leandra Gonzalez, Vanessa Jeanine Vesga [4], “existe un buen número de pistas que se pueden aplicar apropiadamente en la detección del engaño, en documentos no publicados sobre simulación por la Academia Americana de Psiquiatría y Leyes, escritos por Vicary y Maloney; referenciados por Jaffe y Sharma (1998) se reportó que el conocimiento que tienen los clínicos tiene una gran ventaja en la detección de la simulación; y para Marco y col. (1990), Rogers y col. (1996), Jaffe y Sharma (1998), Irruarizaga (1999) y Stuart y Clayman (2001) existen los siguientes signos como evidencia objetiva de la simulación:

1. Retención de información y Falta de cooperación:
La memoria de un simulador tiene vacíos importantes, es cauteloso y piensa que entre menos información tenga el examinador, es mejor. Con frecuencia afirman haber olvidado muchas cosas o no saber. (DSM- IV, 1998) Hay el temor de que una evaluación rigurosa detecte la enfermedad que está simulando. Los sujetos parecen seguir todas las indicaciones médicas pero toman una actitud totalmente antagonista; tratan de tomar el control de la entrevista y se comportan de una manera intimidante, gastan tiempo para pensar las respuestas que van a dar. Presentan abundancia de respuestas evasivas si están dirigidas a una cuestión vital para el simulador; contestaciones burlescas, irónicas y ridículas; ausencia del trastorno de la afectividad.

2. Exageración:
Los simuladores creen de forma equivocada que entre más extraños parezcan, más creíbles son. Clemente (1995) lo denominó elevación del número de dramatismos.

3. Llaman la atención sobre su enfermedad:
Según Ritson y Forest (1970), citados por Marco et al. (1990) los simuladores están ansiosos por llamar la atención sobre su enfermedad, lo cual contrasta con la conducta de los enfermos reales que a menudo, son reticentes a hablar de sus síntomas. El auténtico enfermo sin proponérselo puede presentar abandono en su cuidado físico tener el pelo largo, aparecer sin afeitar, con las ropas sucias, desaliñado, con abandono de su limpieza; mientras que el que finge se pone ropas extravagantes; la camisa al revés; la bufanda fuera de su sitio con vestimentas artificialmente alteradas; a menudo, esa alteración de su aspecto exterior sólo se da durante los reconocimientos médicos o declaración ante funcionarios judiciales. (Delgado y col., 1.994)

4. Los acusados actúan comúnmente como sordos y tontos:
Se muestran excesivamente psicóticos, intelectualmente impedidos y con amnesias y delirios. Las personas que fingen actúan como "tontos y locos" por que ellos creen que las personas mentalmente enfermas son tontas.

5. Ausencia de alteración afectiva clínicamente asociada con la enfermedad que simula:
Falta el típico contenido afectivo de ansiedad en alucinaciones y delirios; o el tono afectivo de temor, rabia o depresión asociado a cualquier diagnóstico. Si hay auto lesionismo, éste no reviste gravedad, estando bien calculado el acto. En caso de dolor la persona puede argumentar el máximo de severidad del dolor, pero la discrepancia es que psicológicamente se presentan libres de todo síntoma.

6. Ausencia de perseveración:
La perseveración es un signo de consistencia en la personalidad y/o en la patología, por tanto es una conducta que debe presentar constancia en el tiempo, rara vez se ve en los simuladores. (Marco y col., 1990)

7. Incoherencia entre resultados de pruebas y funcionalidad del evaluado: La falta de coherencia entre los resultados de test formales y la funcionalidad real del sujeto en su vida cotidiana. Ej. El simulador puede asegurar o mostrar una incapacidad para trabajar, pero mantiene la capacidad de su esparcimiento como por ejemplo disfrutar del teatro, ver TV, jugar cartas, etc. La inconsistencia entre las respuestas del sujeto referida a ejecutar correctamente ejercicios complejos e incorrectamente ejercicios más sencillos que implican los mismos procesos cognoscitivos y el fallo en ítems muy simples.. Otros indicadores de este signo son el rendimiento por debajo de lo esperado al azar en pruebas de elección entre dos alternativas, la inconsistencia en la ejecución de diferentes pruebas que exploran las mismas funciones, el bajo o nulo rendimiento en pruebas neuropsicológicas que la mayor parte de los pacientes con lesiones cerebrales graves realizan correctamente. La alta incidencia de respuestas "aproximadamente correctas" en oposición a las "claramente correctas" Iruarrizaga (1999).

8. Alteraciones del lenguaje no verbal:
El tono y la intensidad de la voz varían significativamente ante la mentira, la velocidad de fraseo es lenta y evasiva, el evaluado tarda en responder porque necesita pensar varias veces para contestar con coherencia, produce pausas y errores en el discurso, además es de carácter indirecto, las expresiones faciales varían contingentemente con el contenido temático. Rogers (1998), Hall y Pritchard (1996), Nies y Sweet (1994), Eckman (1992) entre otros, citados por Iruarrizaga (1999) Las características de la mirada tienen mucha importancia: la del auténticamente trastornado se caracteriza por su mirada fija y expresión extraviada; la mirada del simulador es menos franca, se muestra con una expresión de desconfianza como temeroso de ser descubierto. Un buen signo es la discordancia entre la expresión facial y el tono y contenido del lenguaje (paraminia y paratimia), con una excepción: la esquizofrenia, en la que ese signo puede ser de patología real. (Delgado, y col., 1.994)

9. Los síntomas del simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas legítimos de la enfermedad mental:
El simulador actúa de manera normal cuando no se percata de que está siendo observado, por lo cual hablar con el personal que tiene oportunidad de observar al preso es útil para descubrir su comportamiento inconsistente. Los síntomas del simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas legítimos de la enfermedad mental: Por ejemplo un farsante dice que no puede recordar su nombre o la fecha de nacimiento, pero si es capaz de recordar otros eventos pasados, como la dosis de los medicamentos que ingiere. El simulador por lo general confunde los síntomas psicóticos con los impedimentos cognoscitivos y cree que la persona que escucha voces no sabe en que año está. Los amnésicos auténticos generalmente recuerdan cosas como: nombre, edad, fecha de nacimiento, dirección, nombre de la madre, de familiares cercanos y lo que desayunaron; lo cual es lo que pretenden olvidar los farsantes; y es muy raro que finjan amnesia global. Los simuladores pretenden tener alucinaciones visuales o auditivas y hablan con personas imaginarias. En la exploración clínica de la simulación se señalarán las intermitencias y modificaciones inexplicables del síndrome mental exhibido; inexistencia de la relación entre el síndrome o enfermedad aparente y la causa etiológica presumible.

10. La simulación es más difícil de mantener por períodos largos:
El hecho de simular exige una extremada concentración y resulta extenuante por lo cual la persona sana requiere períodos de descanso. Por eso también hay más oportunidad de descubrir el engaño durante una entrevista larga.

11. Dificultad para fingir síntomas fisiológicos:
Generalmente el simulador desconoce los síntomas fisiológicos de la enfermedad y por eso no los actúa, si llegara a simularlos puede ser descubierto porque los sobreactúa o tiene dificultades para hacerlo. Por ejemplo el que simula depresión puede fingir astenia pero no finge frío en las manos, que es un síntoma que se le asocia. (Rogers y col., 1996)

12. Simulan síntomas evidentes y en relación con el conocimiento previo de la enfermedad:
Los simuladores tienden a fingir los síntomas más conocidos y característicos de la enfermedad dejando de lado otros que están asociados con el mismo pero no son tan conocidos u observables. Por ejemplo en Trastorno disociativo de la personalidad pueden fingir las personalidades múltiples, pero no saben de las amnesias y no las simulan (Aunque no en todas las expresiones de este trastorno se manifiesta la amnesia). En personas preparadas académicamente en temas relacionados (psicólogos, psiquiatras, médicos, etc.) es más difícil detectar la simulación de psicopatologías que en personas que no tienen una preparación académica extensa o de éste tipo. (Rogers y col., 1996)

13. Se fingen más síntomas que cuadros diagnósticos íntegros:
Los simuladores pueden no ajustarse a ninguna entidad diagnóstica conocida. Los síntomas pueden haberse elegido de varias enfermedades y por ello pueden presentar quejas inusuales, atípicas, inexplicables o inconsistentes con los desórdenes conocidos. Las personas que fingen síntomas muy específicos (falta de concentración) y desórdenes específicos (depresión mayor).(Marco y col., 1990). Mezclan síntomas pertenecientes a diversos síndromes o entidades gnoseológicas; y a ninguna entidad clínica en particular.

14. Informan síntomas severos con aparición aguda en contradicción con el desarrollo crónico conocido por los clínicos:
Los simuladores pueden afirmar haber tenido delirios (o síntomas en general) de comienzo repentino, cuando en realidad los delirios sistematizados tardan normalmente varias semanas en sistematizarse. Pueden informar que los síntomas de "locura" comenzaron cuando el imputado tenía 40 años, poco antes del incidente judicial y el clínico sabe que la esquizofrenia tiene un inicio cerca de los 20 años y la enfermedad se desarrolla crónicamente.

15. Discrepancia entre el auto- reporte y los archivos médicos:
Los evaluados afirman severidad en síntomas en ausencia de tratamiento psicológico, psiquiátrico, medicación y hospitalización; cuando el perito sabe que la severidad de síntomas generalmente se asocia a consulta temprana con los expertos y con la existencia de una historia clínica previa. (Stuart y Clayman, 2001; Marco et al, 1990 e Iruarrizaga, 1999). Los acusados pueden argumentar alguna psicopatología pero no informan haber estado en un tratamiento previo, y cuando tienen una cita para un tratamiento de salud mental o para una evaluación la cancelan o llegan más de una vez tarde a las citas y no cooperan durante el examen psicológico, además, también fallan en seguir un plan de tratamiento para un diagnóstico.

16. Los simuladores parecen no tener ningún motivo o comportamiento psicótico asociado a sus ofensas:
No relacionan los delitos con sus síntomas o alteraciones como cometer asesinato con agravantes arraigados, por ejemplo existe relación entre el síntoma y la conducta del homicida como beber la sangre de la víctima que asesinó porque creía que los extraterrestres le estaban quitando la suya propia.

17. Evidencia de complicidad:
En los casos en los que se alega que el acusado presenta un determinado tipo de patología mental, se sospechará simulación si hay un cómplice implicado en el crimen. En efecto, como dice Resnick (1984) citado por Marco y col., (1990), la mayoría de los cómplices de inteligencia normal no participarán en crímenes motivados psicóticamente.

18. Engaños anteriores:
Las investigaciones retrospectivas algunas veces revelan evidencias de engaños pasados, como utilización de alias, escapes de la prisión o mentira en un negocio; es común encontrar un patrón de comportamiento antisocial engañoso. La enfermedad actual es tan sólo otra instancia de éste patrón.

19. Historia laboral incoherente con la enfermedad:
Según Resnick (1984), citado por Marco y col. (1990), los simuladores pueden tener un historial laboral desfavorable "la persona que siempre ha sido responsable, honrada, miembro adecuado de la sociedad es menos probable que simule". Aunque la estabilidad laboral puede ser positiva previa al aparecimiento de la enfermedad y deteriorarse desde entonces, si se alegan síntomas crónicos esto alteraría también crónicamente el historial laboral, también puede ser indicador de simulación, ya que una persona que padece una enfermedad mental, difícilmente puede tener un óptimo funcionamiento laboral.
Los signos de simulación ya enunciados son generales y se pueden encontrar en el fingimiento de cualquier enfermedad, sin embargo también la literatura reporta signos de simulación específicos para algunos cuadros diagnósticos.”


Ø La Simulación en la Psicología Forense desde el auxilio de las técnicas de exploración psicológica *

Los fenómenos de simulación y de disimulación en el ámbito forense deben ser siempre tenidos en cuenta por el perito como muy probables, al tratarse de un estudio al cual el sujeto no concurre por propia voluntad, y además por ser la prueba pericial posible de arrojar resultados que comprometan los intereses de la persona en su libertad, patrimonio, medidas de seguridad, alteración en el ejercicio de sus derechos, etc.
Debe sospecharse la existencia de simulación o disimulación si hay:
Ø Problemas judiciales de por medio, y su aparición en contextos de evaluación psiquiátrica o psicológica.
Ø Discrepancia marcada entre los hallazgos clínicos (datos de la entrevista y técnicas administradas) y las quejas referidas.
Ø Escasa colaboración con el examen y con el tratamiento.
Ø La presencia de trastorno antisocial de la personalidad.
Ø Antecedentes de permanencia prolongada en establecimientos de detención.
Ø Buena capacidad intelectual.

Además de basarse en la entrevista psicológica y en otros indicadores presentes durante la evaluación, las técnicas de exploración psicológica son útiles para detectar fenómenos de simulación o disimulación.

El MMPI-2 ofrece elementos que permiten establecer la tendencia del sujeto en exagerar la sintomatología que efectivamente tiene (indicador de simulación) o la proclividad de aportar una imagen positiva de sí mismo (indicador de disimulación). La escala F es de suma utilidad para detectar simulación ya que su aumento (T=100 ó más) es indicativo de una patología psíquica de suma gravedad (que en el simulador no se va a corresponder con otros datos obtenidos de la entrevista o anamnesis) o evidencia de que el sujeto quiere aparentar mayor enfermedad de la que realmente lo afecta. En disimuladores la escala F se va encontrar disminuida (T=50 ó menos). La escala L (sinceridad) se va encontrar aumentada en los disimuladores (T=70 ó más). La escala K va a estar aumentada en los disimuladores (T=71 ó más) y disminuida en los simuladores (T=40 ó menos).



Simulación F (T=100 ó más)

K (T=40 ó menos)






Disimulación F (T=50 ó menos)

L (T=70 ó más)

K (T=71 ó más)

El Bender también es útil para determinar simulación, ya que el sujeto tiende a reproducir las figuras con signos indicativos de patología psicorgánica que no se correlaciona con las producciones de otros gráficos. Algunos elementos de interés son:
Ø Micrografía o inhibición en el trazo.
Ø Figuras bien logradas que coexisten con otras en las que francamente se altera de forma patológica la guestalt (Incluso puede realizar bien figuras complejas y fallar en las más simples).
Ø Simplificaciones o incompletudes: el sujeto realiza sólo una parte de la figura y no la completa. Estas producciones deben diferenciarse del signo de fragmentación ya que aquí el sujeto intencionalmente no realiza la figura de modo completo.

El Psicodiagnóstico de Rorschach también aporta elementos importantes para detectar simulación. Así, en los expedientes por Daños y Perjuicios a consecuencia de accidentes de tránsito el sujeto puede dar contenidos, que si bien suelen aparecer en personas que tienen secuelas por el trauma sufrido, en los casos en que nos hallamos ante la presencia de simulación llaman la atención por su dramatismo tales como “sangre”, “explosión”, “choque”, etc. en respuestas confabuladas y acompañarse de verbalizaciones que remiten al fenómeno especial de agravamiento, autorreferencias ligadas al accidente de autos, disminución de la conciencia de interpretación, etc.
En otras causas, en el intento de mostrar poco para no ser sorprendido en sus intenciones de engaño, asistimos a un protocolo reducido en el número de respuestas, preeminencia de las respuestas populares, el Índice de estereotipia aumentado (ya que es el contenido animal el que con más frecuencia se da en Rorschach), aumento del determinante forma y contenidos que sugieren tendencia a la ocultación o enmascaramiento (máscaras, capuchas, vestidos o ropajes que cubren, etc.). * (extracto de artículo de Juan Pablo Mizrahi)

Ø La Simulación como respuesta a la entrevista pericial coactiva
De la práctica pericial psicológica en ámbito penal en aquellos casos de delitos por homicidio cometidos por enfermos mentales, me ha llamado la atención la dificultad mayor que se manifiesta en las entrevistas psicológicas practicadas por algunos peritos oficiales del Cuerpo Médico Forense en cuanto éstos se colocan en un rol de policía, otorgando a la relación transferencial con el imputado un carácter de interrogatorio, re-editando lo que fuera la declaración indagatoria.
Sabido es que la entrevista psicológica semidirigida no es un mero recabar información a través de preguntas cerradas o abiertas, sino que es una técnica psicoclínica que respeta ciertas metodologías derivadas de otras escuelas teóricas de psicología, siendo una de las más importantes las técnicas que derivan del psicoanálisis, es decir, la libre asociación de ideas, la atención flotante, la relación transferencia-contratransferencia, el Sujeto del Inconsciente.
Desde el cumplimiento del rol de Perito de Parte cuya función es de la contralor y garantía en el desarrollo del proceso pericial, como reza el principio del “justo proceso” he advertido innumerables veces en la relación transferencial-contratransferencial el desarrollo de coacción ejercida por los peritos oficiales frente a los silencios, actitudes defensivas, olvidos y confusiones en las respuestas de los peritados/imputados, que abrumados por tal presión coactiva, desarrollan finalmente conductas de simulación, disimulación o sobresimulación, cuando se sienten atropellados en sus derechos constitucionales de no declarar contra sí mismos.
¡Cómo puede ser posible que a un esquizofrénico paranoide se le pregunte de forma coactiva si escucha voces, si son esas voces las que le ordenaban matar, si eran voces claras o murmullos que lo insultaban a él desde afuera o desde dentro de su cabeza, qué hizo con el arma y por qué la tenía consigo, y contame, contame … porque hoy no contás nada, pero en la entrevista anterior nos dijiste otras cosas que ahora no te acordás…! ¡Francamente pareciera estar frente a miembros de las SS hitlerianas en lugar de peritos psicólogos!
Más de una vez he observado manifestaciones de angustia en imputados que una y otra vez que se les pregunta y repregunta sin mediar el tiempo y el silencio necesario para elaborar una respuesta, la mejor posible desde ellos, y así se los fuerza al acting como respuesta del acting del interlocutor ávido de obtener información, sin importar demasiado el grado de afección emocional que se le ha infligido al imputado… y de no responder, eso es tomado en cuenta como SIMULACIÓN, RESPUESTA PSICOPÁTICA, MENDACIDAD, etc., etc., y así es informado al juzgador.
El diagnóstico de simulación debe ser demostrado, no pudiendo ser tan sólo una intuición o creencia del perito entrevistador, y menos aún, ser una respuesta provocada por la impericia de quién lleva adelante el estudio pericial. Esto de ser así, debe ser denunciado y penalizado.
Esta situación está magníficamente ejemplificada en el filme “Ciudadano X”, dirigida por Chris Gerolmo y protagonizada por Stephen Rea, Donald Sutherland, Max von Sydow, Jeffrey DeMunn, que trata la historia criminal del asesino serial Andrei Chikatilo, quién luego de numerosos asesinatos de niños en su gran mayoría, es finalmente detenido, esto transcurre en Rostov, Ucrania, de la Unión Soviética cercano a los tiempos previos del cambio del régimen comunista. La película muestra con gran lucidez la total impericia del interrogador que pretendía arrancar la confesión de los crímenes cometidos. El interrogador ejercía una poderosísima coacción impiadosa sobre el imputado Chikatilo logrando con ello respuestas de disimulación por parte de este último, fracasando una y otra vez en su cometido, lo que reforzaba tanto la coacción como método de entrevista, como también la negativa de colaboración y la consecutiva medida defensiva a través de la disimulación en el imputado que era portador de trastornos mentales severos. El filme muestra cómo al cambiar de interrogador y de método de intervención, siendo el nuevo interrogador un médico psiquiatra que pacientemente había hecho el perfil psico-criminológico del asesino, y que al entrevistarlo se muestra respetuoso de la individualidad peculiar del inculpado a quién poco a poco condujo a través de una hábil entrevista psiquiátrica, sin coaccionarlo, y ejerciendo una relación transferencial contenedora y eficaz, pudo obtener del asesino el relato más detallado de sus crímenes y de los lugares donde se hallaban escondidos los cuerpos.
Este caso fue trascendental en la historia de la criminología que se dedica a la construcción de Perfiles Criminales.

Ø Diagnóstico diferencial de la Simulación con otras psicopatologías [5]
“Neurosis de deseo: este cuadro presenta como síntoma principal una gran angustia debida a la sobrevaloración de la sintomatología y de las funciones somáticas, puestas en marcha de modo puramente psíquico por accidentes u otros sucesos indemnizables, sin correlato somático que las justifiquen en realidad, causadas por actitudes erróneas. En cambio el simulador no presenta angustia, y tiene clara conciencia de los actos que está realizando de manera tendenciosa.
Neurosis por accidente: es la fijación neurótica en la alteración funcional de un órgano o miembro que al examen médico aparenta estar rehabilitado; esta fijación está dirigida a una indemnización. En este cuadro el individuo llega a engañarse a sí mismo, cayendo en su propia fijación, manifestando una intensa angustia, sin realizar una "represión neurótica". El paciente está convencido de tener una limitación funcional, incluso puede presentar tendencia querellante, pero en general no hay afán de lucro, a diferencia del simulador a quien no le interesan sus síntomas sino como el medio de obtener beneficios.
Neurosis de renta de compensación o rentosis: estos pacientes utilizan inconscientemente su problema orgánico para obtener una ganancia, que le permita evadir sus obligaciones o solucionar algún problema. Por su parte, el simulador utiliza y sobreestima su problema conscientemente, con una meta clara, el diagnóstico diferencial es muy dificultoso.
Neurosis traumática: estrés postraumático o trastorno por estrés agudo (más breve) para el DSM-IV, este trastorno es causado por una experiencia traumatizante de intensidad desmedida, en que la persona ha sido amenazada en su integridad física, respondiendo con temor, desesperanza o horror intenso. Se presentan como personas emocionalmente lábiles, hipersensibles, que vuelven a experimentar el suceso traumático en forma periódica, como recuerdos intrusivos o angustiantes, pesadillas, imágenes retrospectivas, crisis de ansiedad ante hechos simbólicos. Hay evitación del recuerdo. Presentan síntomas disociativos (embotamiento, desapego, desrealización, despersonalización, amnesia disociativa) y aceleración o retardo psicomotor, la apatía puede llegar al estupor, son habituales las pesadillas recurrentes con relación al hecho, fatigas, algias, síntomas de la serie gastrointestinal, accidentes conversivos histéricos (astasia-abasia), depresión atípica o fobias. Este cuadro puede evolucionar de diversas maneras: resolverse, neurastenia postraumática, histeria o enquistamiento caracterial (actitud regresiva y reivindicatoria). En estos pacientes existe una legítima intención compensatoria, la que puede llevar a exagerar el problema, si esta tendencia se prolonga demasiado y el terreno está predispuesto. Puede llevar a la neurosis de renta o incluso a un delirio razonado, de reivindicación patológica o la sinistrosis (Brissaud). En el caso de una simulación, la experiencia no llega a ser de gran intensidad, pese a que el individuo brega por que así parezca y es rara la presencia de pesadillas recurrentes.
Síndrome subjetivo de los traumatismos craneales: son trastornos funcionales que incluyen cefaleas localizadas en el punto de impacto, pueden ser difusas y variables, hay sensaciones vertiginosas con trastornos neurovegetativos, fácil fatigabilidad física e intelectual, alteraciones del carácter, labilidad afectiva y trastornos del sueño.
Histeria: en ella la dificultad surge por cierta teatralidad que viene del modo de estos la "belle indiference" ante los propios síntomas deficitarios. Se debería a un bloqueo inconsciente del sistema nervioso, que desaparece al cesar la represión o refuerzo a que estaba sometido. En estos casos hay antecedentes de personalidad histérica. En oposición, el simulador conscientemente debe engañar a los profesionales para obtener un beneficio tangible, éste no se presenta indiferente ante sus síntomas, por el contrario, los remarca y llama la atención sobre ellos.
Síndrome de Ganser: son pacientes que presentan amnesia, desorientación, alteraciones sensoperceptivas, síntomas conversivos, fugas y utilizan respuestas aproximadas. Algunos autores lo incluyen dentro de las histerias.
Trastorno Facticio (DSM IV): producción intencionada de signos o síntomas físicos o psicológicos, pero sin objetivo externo alguno.
Trastornos somatoformes: de la clasificación norteamericana, divididos en:
1) Trastorno Corporal Dismórfico o Dismorfofobia: es la preocupación excesiva por tener un defecto imaginario que afecta una parte del cuerpo, las ideas no llegan a ser delirantes.
2) Trastorno de Conversión: es la disminución involuntaria en la función motora voluntaria o sensorial de un órgano o miembro.
3) Hipocondría (neurosis hipocondríaca): es el miedo o el convencimiento de sufrir una enfermedad grave que no se relaciona con la realidad.
4) Trastorno por Somatización: son síntomas somáticos múltiples y difusos sin correlación con cuadros clínicos conocidos.
5) Trastorno Somatoforme Doloroso: hay preocupación por el dolor sentido, sin un cuadro clínico que justifique su intensidad.
Trastornos Psicosomáticos: son enfermedades somáticas, ocasionadas o agravadas por factores psicológicos. Presentan ciertas características de personalidad, ejemplo tipo A: irritabilidad, sobreexigencia, agresividad y escasa tolerancia a la frustración, habría conflictiva inconsciente que ocasiona ansiedad.
Reacciones Vivenciales Normales: son formas de respuesta con una motivación vivencial coherente, sentimentalmente adecuada a dicha vivencia. De estos sentimientos surge una tendencia o una contratendencia, a actuar de alguna manera. De aquí surge que la reacción es secundaria a la vivencia que la originó, y se relaciona directamente a su causa, y cesa cuando ésta desaparece. Puede verse una labilidad afectiva, que depende del trasfondo emocional del paciente, el cual determina el humor psíquico.
Por lo general, no hay, en el simulador, una correlación entre la motivación de la vivencia y la duración o intensidad de la reacción presentada.
Reacción Vivencial Anormal: en este cuadro se ve que siempre es la personalidad la que reacciona. Ciertos sujetos reaccionan siempre de manera aguda y persistente, independientemente de la intensidad del motivo que la ocasionó. Kretschmer las denominó "reacciones primitivas". En el simulador, la diferencia radica en que la respuesta patológica se presenta exclusivamente ante el motivo actual, sin antecedentes similares.
Patomimia (Dieulafoy): puede ser llamada una auténtica fabulación física, que no presenta correspondencia psicopatológica. En los pacientes que la presentan predomina la inmadurez afectiva y el sadomasoquismo, además es frecuente que presenten rasgos histéricos, aspectos perversos, adicciones e intentos de suicidio. Frecuentemente se ven lesiones cutáneas, abscesos, hemorragias, todas ellas autoinfligidas. El simulador no presenta alteraciones sadomasoquistas de la personalidad, ni las lesiones autoinfligidas, tan frecuentes en estos casos.
Síndrome de Münchausen (Asher, 1951): son pacientes que llevan adelante una vida marginal e inestable, que presentan múltiples intervenciones quirúrgicas, estudios invasivos o procedimientos diagnósticos invasivos, son a menudo mitómanos (falsa identidad, etcétera). Son poco constantes en el tratamiento. En el simulador raramente se ven las cicatrices de múltiples procedimientos médicos que se ven en este síndrome.
Depresión Reactiva: Se distingue la presencia de un episodio que tiende su sombra sobre toda la esfera psíquica. La tristeza que caracteriza a este síndrome puede variar en su tonalidad. En otros casos, la astenia domina el cuadro, puede persistir un estado de apatía, en este caso el valor operante de la tristeza sobrepasa a la vivencia misma. Hay múltiples formas de superar estos cuadros, agotamiento, diversión y aturdimiento; la forma de superación depende de las características de cada personalidad. Otros pacientes especulan con el propio dolor, esta explotación llega a un máximo en la simulación, en la que no es imprescindible la presencia de una depresión, sino sólo el conocimiento de los síntomas. En estos casos no se ve un corte afectivo que marca el comienzo de la depresión.
Delirio de reivindicación o sinostrosis: son delirios basados en interpretaciones del prejuicio en general laborativo sufrido, moviliza la hiperastenia, la querulancia y la agresividad. El paciente busca hacer triunfar la verdad, reparar el perjuicio y castigar a los responsables y presenta rasgos de histeria e hipocondría con hipertimia displacentera y con labilidad emocional. Se aceptan varias formas, querulantes procesuales, idealistas pasionales: inventores ignorados, delirios de afiliación, delirio de reivindicación hipocondríaca y sinostrosis delirante. En la simulación no hay mayor interés en castigar a los culpables y la sintomatología cede generalmente al obtenerse el beneficio buscado, sin continuar las ideas de reivindicación.
Psicosis traumática: son cuadros psicóticos asociados a traumatismos importantes, con correlato orgánico; estos pacientes se caracterizan por fases de indiferencia e irritabilidad, en ellos la sintomatología es relativamente fija, hay una notable ruptura con la personalidad anterior. Puede verse que estos pacientes intentan disimular su déficit debido al interés en trabajar. El cuadro clínico no varía al obtener la pensión, lo cual raramente ocurre con los simuladores, quienes se presentan hiperemotivos, con síntomas imprecisos y exagerados. Además, en el caso de un sujeto que simula, no puede hallarse una relación directa entre la intensidad del traumatismo y la respuesta del individuo.
Psicosis epilépticas confusas (estado crepuscular ictal y estado crepuscular postictal): cuadro dominado por una alteración de la conciencia, agitación psicomotriz, alucinaciones visuales, y ocasionalmente ideación delirante mal sistematizada, todo el cuadro cede con brusquedad, con amnesia y se relaciona con el episodio convulsivo. En estos pacientes, las fallas mnésicas son irreductibles, no hay cambios con el paso del tiempo, el narcoanálisis, o por hipnosis.
Los síntomas neurológicos son utilizados con frecuencia con fines fraudulentos, los descriptos con mayor frecuencia son: las falsas parálisis, astasias-abasias, pseudotemblores, crisis convulsivas diversas, actitudes viciosas, suspensiones sensoriales (ceguera, sordera, mutismo simple, etcétera). Se recomienda evaluar la consistencia de la conducta durante la evaluación, la relación entre las quejas y los síndromes conocidos, las quejas o conducta durante la evaluación y fuera de ella y la performance en tests comparándola con resultados conocidos”.

Bibliografía:

(1) José Ingenieros (1877-1925), “Simulación de la locura/1903” Octava edición, texto revisado por el autor; Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos,1918. http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/ensayo/simulacion/ensayo.htm

(2) Alfredo Achával, “Simulación en psiquiatría”, http://www.aap.org.ar/publicaciones/forense/forense-5/tema-6.htm

(3) Antonio H. Bruno y Javier Cabello, “SIMULACION EN PSIQUIATRIA FORENSE” www.csjn.gov.ar/cmf/cuadernos/1_2_81.html

(4) Angela Tapias; Diana Patricia Bello; Jeymy Leandra Gonzalez; Vanessa Jeanine Vesga, “ENSAYO SOBRE CRITERIOS DE SIMULACIÓN DE PSICOPATOLOGÍAS PARA ARGUMENTAR INIMPUTABILIDAD EN PROCESOS JUDICIALES”, www.psicologiajuridica.org/psj6.html

(5) Jorge Araujo, Eric Wainwright, “La simulación. Análisis de una casuística”, http://www.aap.org.ar/publicaciones/forense/forense-4/tema-3.htm
[1] José Ingenieros
[2] Alfredo Achával
[3] Antonio H. Bruno y Javier Cabello
[4] Ángela Tapias y coll.
[5] Jorge Araujo, Eric Wainwright

3 comentarios:

Laura dijo...

Estimada compañera...
llevo tiempo interesada en la simulacion. Mi formacion es eminentemente practica en el campo de la psicologia clinica. Me encuentro en estos tiempos complicados intentanto tomar una decision hacia donde dirigir mi profesion. Licenciada pero sin ejercer. Formandome en cursos y masters que espero me sirvan algun dia.
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