miércoles, 21 de marzo de 2007

Homicidio por pasaje al acto en estado emocional cumbre

Lic. Patricia Martínez Llenas

Psicóloga Clínica y Forense

I. resúmen

El pasaje al acto homicida cuando es debido a una “acción por reacción”, descartando que sea motivado desde una personalidad psicótica por la presencia de delirios y/o alucinaciones de importante coloración paranoide, ni tampoco como descarga pulsional brutal y destructiva de una personalidad psicopática antisocial, que revisten un verdadero estado peligroso, sino como proveniente de una personalidad encuadrable dentro de las variables de la normalidad, adaptada y normofuncionante.

Se tratará de una reacción emocional cumbre que estalla en una personalidad de base neurótica con rasgos de rigidez y control obsesivos, como también con componentes depresivos y psicosomáticos, mediocremente gerenciada a través de gestiones defensivas que se tornan ineficaces frente a situaciones de alto impacto emocional por la turbulencia afectiva que desencadenan. Dichas tormentas afectivas son reactivas a eventos injuriantes graves provenientes del medio –generalmente la víctima provocadora- que desajustan profundamente los rígidos controles mencionados, haciendo efracción en todo el sistema de para-excitación de los impulsos que normalmente soporta el Yo, invadiéndolo por un aumento de excitación, siendo esta efracción la responsable de colocar al sujeto en confrontación con la “imagen del Sí Mismo profundamente vulnerado” (injuria narcisista).

Este desborde pulsional vuelve al Yo ineficaz respecto del manejo de frenos inhibitorios, por lo que las tendencias violentas hasta ese momento mantenidas a raya, afloran descontroladamente manifestándose como heteroagresión – lesiones graves, homicidio-, y a veces como autoagresión posterior pudiendo llegar al suicidio.

La conducta aflorada opera de acuerdo al predominio del proceso primario como modalidad de funcionamiento psíquico mientras dura la tormenta afectiva, lo que le otorga las características de cortocircuito a nivel consciente volitivo, y se acompaña de un estado alterado de conciencia que cursa con dismnesia con lagunas parciales de registro a través del funcionamiento psíquico en proceso secundario, menoscabando el pensamiento, la reflexión y evaluación judicativa de las respuestas conductuales. Así, el devastador funcionamiento psíquico en proceso primario de esta reacción vivencial turbulenta altera la función de stockeo de recuerdos en la memoria durante el lapso temporal en que transcurre.

II. PALABRAS CLAVES:

Pasaje al acto homicida en estado emocional cumbre. Intenso estrés emocional peri-traumático. Sideración psíquica. Dismnesia. Impronta psíquica. Técnicas proyectivas.

III. El estado de “emoción violenta” desde lo jurídico

El penalista Carlos Fontán Balestra, define a la emoción de la siguiente manera:

“La emoción no es una cualidad de los sentimientos, como se dice frecuentemente, sino una transformación de la personalidad a consecuencia de un estimulo que incide en los sentimientos, la calidad de estos últimos podrá ser la emoción, pero ellos no son la emoción misma, la emoción es precisamente, un estado subjetivo más o menos duradero y distinto de los sentimientos que le han constituido.

El mismo autor, al referirse particularmente a la emoción violenta enfatiza que: Lo que interesa al jurista para distinguir el estado emocional es que el sujeto haya actuado sin el completo dominio de su conciencia, como el resultado de un estado psicológico en el cual sus frenos inhibitorios están paralizados por obra de un estímulo provocador.

Por lo que se desprende de lo anterior que la causa de la atenuación radica en la influencia que tiene la conmoción del ánimo del autor sobre su posibilidad de mantener el pleno control de sus frenos inhibitorios frente a las incitaciones a la acción homicida.

Por lo tanto y como consecuencia de ese descontrol, esa conmoción se traduce en un estado de furor, como ira, irritación, excitación del ánimo, dolor miedo, etc., el cual por violencia, vale decir que en razón de su grado, adquiere el carácter de una tendencia hacia hechos de sangre”.

IV. DEL EVENTO EXTERIOR Y SU REPERCUSIÓN PSICO-EMOCIONAL

El evento exterior causal del estado de emoción violenta opera en estrecha relación de semejanza con las situaciones psicogenéticas de TEPT o Trastorno por Estrés Postraumático, ya que la aparición de un estado emocional cumbre (miedo, ira, etc.) traduce un “intenso estrés emocional peri-traumático” como respuesta inmediata al hecho que lo causa, resultando de esto la aparición del estado de Sideración Psíquica.

La diferencia con el TEPT será debida a la temporalidad –posterioridad o après coup- que produce una organización psicopatológica duradera en la personalidad, a diferencia del “estrés emocional peri-traumático” que se enciende como una reacción vivencial de contenidos emocionales agudos y turbulentos que declinan rápidamente.

El TEPT remite directamente al concepto central de Trauma psíquico en el sentido de fractura o efracción a nivel intrapsíquico del sistema de para-excitación, como Freud lo explicara, es el sistema de defensa que protege al psiquismo de un exceso de excitación, que evita el desborde de estímulos displacenteros que son resentidos como un aumento insoportable de afecto angustioso, siendo esta efracción la responsable de colocar al sujeto en confrontación con la “realidad de la muerte”, o con la “imagen del Sí Mismo muerto”.

Esta efracción provocada por el trauma psíquico, es fenomenológicamente denominada por los autores franceses como estado de “SIDERACION PSIQUICA”) entendiendo como tal a un estado psicológico de atontamiento, de un trastocamiento o devastación –bouleversement-, de los puntos de referencia del sujeto, cuando es impactado por el evento traumático.

La Sideración Psíquica, es el verdadero momento de desestructuración yoica, y el inicio de procesos psicopatológicos, que operan fundamentalmente bajo el predominio de la disociación o clivaje de las representaciones, ya que una parte de los pensamientos continúa circulando libremente, permitiendo en apariencia adaptarse a la realidad presente.

El término sideración psiquica, que es utilizado en técnicas proyectivas y en psicoanálisis por la escuela francesa en general, hace referencia a un estado de inhibición psíquica mayor, donde prácticamente el bloqueo asociativo es total, o sea, el sujeto, guarda silencio frente a los estímulos presentados a través de las distintas láminas, sea del Rorschach, o del TAT, sus tiempos de respuesta o de latencia inicial para dar una respuesta, son larguísimos, justamente porque está inhibido en sus procesos asociativos; los silencios son numerosos, en general la producción verbal está muy restringida. Esto se acompaña generalmente de manifestaciones de ansiedad, que a nivel del comportamiento, se observan como mímicas, rictus de angustia, sudación, actitud petrificada. Este mismo estado, lo describen como reacción de inhibición, o bloqueo, o sideración, frente a la experiencia psicotraumática, que luego deviene en trastorno por estrés postraumático. Por lo tanto, la sidération psychique”, es un galicismo, que adaptado a nuestra lengua como sideración psíquica, es utilizado en la explicación psicoanalítica de los estados por estrés postraumático.

En el TEPT se produce entonces una hipervigilancia que permite estar en estado de alerta, mientras que un embotamiento de las emociones y una amnesia parcial permiten manejar el estrés. Pero otra parte queda adherida alrededor de la imagen traumática –disociada-, originando perturbaciones que luego de cierto tiempo de transcurrido el evento traumático –a posteriori, o aprés-coup-, se organizan y consolidan bajo el nombre de síndrome de repetición traumática. Así el sujeto revive las escenas traumáticas indefinidamente como un filme que se reitera de manera circular.

Estos elementos descritos, se combinan dinámicamente constituyendo el:

“Síndrome del Trastorno por estrés postraumático”, en el que podemos advertir la presencia de las siguientes manifestaciones, que son expresiones directas de la irrupción masiva de emergentes de proceso primario, como modalidad de funcionamiento psíquico preponderante:

Ø Reacciones inmediatas de estrés

Ø Evocación de la muerte

Ø Ausencia de mediación a través de las palabras (ausencia de palabras)

Ø Experiencia particular originada en la pérdida de dos referentes, del tiempo (no saben más su edad...) y del espacio (no saben más dónde se encuentran, desorientación temporoespacial, confusión inmediata o diferida...)

Ø Inhibición (no neurótica), sideración

Ø Mirada escópica de imágenes traumáticas (de la pulsión escópica entendida como la pulsión de mirar con cierta fascinación imágenes de fuego, explosión, las imágenes son traumatisantes)

Ø Imágenes auditivas (ruidos de explosión, gritos, voces...)

Ø Imágenes olfativas (olor químico...)

Ø Imágenes táctiles (horripilación, sensaciones corporales, carne de gallina...)

Ø Trastornos de funciones vitales: pérdida de apetito, trastornos del sueño, como el despertar frecuente, pesadillas, o una hipersomnia que permite un “refugio en el soñar”

Ø Trastorno del humor hacia la tristeza; melancolía con culpabilidad; labilidad del humor; trastornos del carácter con agresividad, violencia. La persona afectada es portadora de un sentimiento de terror, que conlleva un riesgo de suicidio importante, y/o una vivencia de la nada, de aniquilación.

Este nuevo estado de desequilibrio mayor se produce a expensas de la anterior integridad y homeostasis psicológica, rompiendo sus cadenas asociativas y sus representaciones intrapsíquicas, fragmentando a éstas en pedazos, siendo las imágenes traumáticas la que ahora ocupan el centro de la escena, volviendo como pensamientos intrusivos, pesadillas, angustias incontrolables, fobias, etc.

La sideración psicológica, será pues, el estado de mayor indefensión y vulnerabilidad donde anclarán luego (del aprés-coup), las diversas manifestaciones del trastorno por estrés post-traumático.[1]

Ø 1º HIPÓTESIS:

En el intenso estrés emocional peri-traumático, la sideración psíquica está en la base de la reacción conductual del pasaje al acto homicida, anulando ipso facto toda posibilidad de asociación ideativa, repercutiendo directamente sobre el estado de conciencia y de sus registros mnésicos, y declinando rápidamente, lo que constituye un trastorno mental transitorio.

No obstante por tratarse de sujetos neuróticos con buen funcionamiento superyoico, éstos desarrollarán a posteriori cuadros depresivos y/o duelos patológicos debido a la intensa culpa por el hecho cometido.

V. Desde la psicopsiquiatría forense

Siguiendo al Prof. Cabello, al tratar el tema de la emoción violenta, menciona que son tres los entes psicológicos fundamentales:

a) Representación mental súbita, sorpresiva, de una situación disvaliosa o valiosa;

b) Conmoción afectiva intensa;

c) Respuesta psicomotora.

Estos tres entes psicológicos traducen una marcada exaltación de los afectos, una inhibición de las funciones intelectuales superiores y un predominio de la actividad automática y neurovegetativa. En consecuencia el individuo tiene un recuerdo parcial y fragmentario de las acciones realizadas en este estado emocional –dismnesia-

Son situaciones que pueden ser consideradas como verdaderas "alteraciones" psíquicas de breve duración y máxima intensidad que condicionan la comprensión de la realidad o del actuar conforme a la misma.

Debe existir un estímulo exógeno con suficiente intensidad y potencialidad como para provocar y desencadenar un estado anímico fuera de lo normal.

El estímulo debe proceder del comportamiento de la víctima o de alguna circunstancia exterior objetiva, siendo previos a la aparición del estallido emocional cumbre.

Debe existir una relación de causalidad entre los estímulos y los estados emocionales turbulentos, que sean comprensibles desde la forma natural de reaccionar según la común experiencia acerca de los comportamientos humanos.

Debe haber una conexión temporal entre la presencia del estímulo y el surgimiento de la tormenta afectiva desatada, que de no ser inmediatos, sí deben ser próximos.

El Maestro Bonnet, agrega una condición más a las explicitadas, ya que para él el tipo penal “Emoción Violenta” debe además poseer una personalidad con tendencia a la hiperemotividad, que progresa a través de procesos de psico-sensibilización, es decir, a través de un proceso de desgaste debido a factores psicotraumáticos que se van acumulando, y que provocan, al decir de Cabello “un estado de desequilibrio de la personalidad que, en cualquier momento, por circunstancias idóneas e imprevisibles, puede desembocar en un estallido emocional”, o lo que Bonnet denominó como “Estado psicoanafiláctico emotivo”.[2]

VI. la impronta psíquica de la emoción violenta a través de técnicas proyectivas

Visto que el estímulo externo desencadenante de una reacción emocional turbulenta, cortocircuitea las funciones superiores del Yo: atención, concentración, planificación, memoria, juicio, de lo que resulta un no registro consciente de los actos impulsivos violentos liberados como descargas psicomotoras, de la misma manera queda la impronta psíquica del evento que desencadenó la reacción emocional cumbre, pero no hay huella de dicha reacción por anulación temporaria de las funciones del Yo. Luego de la declinación de dicha reacción emocional, se recuperan dichas funciones. Del lapso temporal que corresponde al pasaje al acto homicida, poco o nada sabe su autor por encontrarse bajo “estrés emocional peri-traumático”, que cursa con dismnesia.

Ø 2º Hipótesis:

Las técnicas proyectivas darán cuenta del proceso inicial, capturando la huella psíquica del estímulo desencadenante, como también la huella de lo inmediato posterior a la reacción emocional violenta, puesto que de la sideración psíquica no hay registro porque hay inhibición de los procesos asociativos.

El pasaje al acto queda por lo tanto sin impresión psíquica por lo que las técnicas proyectivas no podrán tampoco dar cuenta de éste pues lo que se encuentra es la ausencia de símbolos de la laguna dismnésica, cuyos bordes son festoneados, deshilachados, imprecisos, siendo así también el “relato del hecho” que da el sujeto que ha pasado por un estado de emoción violenta.

VII. Ilustración de casos (por ser de uso docente se cambiaron los nombres reales, dichos casos son extractos de pericias psicológicas donde la autora actuó en calidad de perito de parte)

Caso R

Ø Narración del imputado acerca del hecho de autos:

“Refiere alrededor del hecho que se investiga en autos, que en forma repetida durante los fines de semana se sentían ruidos molestos provenientes del departamento que da justo sobre el departamento que habitaba, sobre todo proveniente del cuarto que da sobre el techo de su dormitorio. Que por dicho motivo se había quejado anteriormente ante el portero, ya que ahí vivía una familia con hijos, y cuyos padres se iban los fines de semana, quedando los hijos solos frente al manejo de la casa. Agrega que en ese edificio de departamentos, ya había vivido previamente, volviendo a habitar ahí por segunda vez, desde hace 4 años hasta la actualidad.

Ubica el momento del hecho un día viernes, siendo de noche muy tarde y estando por salir a pasear al perro, por lo que siempre tenía por costumbre de abrocharse una riñonera donde guardaba un arma de calibre 32, ya que el barrio era desprotegido y peligroso. Esa noche la esposa decide ella sacar a pasear al perro, y de paso tocar el timbre del portero eléctrico del vecino para pedirle que cesara con los ruidos molestos. Refiere que al regresar su mujer a la casa le comenta que el vecino le había faltado el respeto, por lo que el imputado decide subir al piso donde vivía aquél, tocarle el timbre y hablar personalmente. De hecho relata que sube sin percatarse que tenía puesta la riñonera. Que inmediatamente se produce una acalorada discusión con el vecino del 2º piso, sintiendo un golpe terrible en su rostro, sobre el ojo izquierdo, sólo recuerda que vio rojo, negro, y nada más. A partir de ahí no recuerda absolutamente nada de lo sucedido, encontrándose ya de vuelta en su casa, y con su mujer preguntándole qué había sucedido. Que estuvo incomunicado en la unidad 48, y allí se enteró de la muerte del joven vecino. Respecto a tener una reacción colérica semejante, refiere que esa fue la primera vez en su vida, ya que jamás lo habían golpeado de esa forma.”

Cabe destacar que el registro fotográfico del rostro del imputado tal como figura en autos muestra el grado de intensidad de la lesión a nivel del ojo y adyacencias, lesión provocada por la víctima instantes previos al desenlace fatal del disparo con arma de fuego realizada por el imputado como reacción directa y causal al tremendo golpe recibido.

Ø De las técnicas proyectivas

A propósito de este último comentario va a tomar enorme relevancia la respuesta dada por el imputado a la lámina VIII del Psicodiagnóstico de Rorshach. Esta lámina moviliza fantasías inconscientes ligadas a lo pulsional generalmente de tipo agresivo. Los colores que presenta dicha lámina coadyuvan a la creación de una fantasía con tonalidad emotiva que orienta sobre la modalidad reactiva comportamental del evaluado.

Así, encontramos que la respuesta dada a esta lámina es la que a continuación se explicita:

Lámina VIII:

Ø 1. Esta es una figura rara, compuesta, acá veo casi como si fuera un escudo, 2 animales tipo felino, de costado, estee… (están adentro del escudo, los animales, todo sería el escudo) La figura sería una composición, serían como campos (D verde y rosa/naranja) que representan algo, como campos que representan algo, pero…

Ø 2. Si lo tomara en conjunto podría ser de los antiguos, una suerte de máscara que usaban los caballeros en la época medieval, como esos yelmos que se levantan del costado para la protección de la cara, la máscara o yelmo es toda la lámina.

Análisis cualitativo de la L VIII:

Esta lámina se caracteriza por la movilización pulsional, ya que tanto la inclusión del color como las imágenes pregnantes de animales en movimiento, se asocian al manejo pulsional y la reactividad emocional que son estimulados en el sujeto evaluado. Así, en la primera respuesta dada en esta lámina, se observa en el peritado el acuse de recibo de esta movilización pulsional, ya que si bien percibe las figuras de los “felinos”, los ubica y encierra dentro de un escudo. Esta operación defensiva inconsciente muestra claramente la gestión defensiva de paralización pulsional, ya que opone una gran fuerza o contracatexia para detener la irrupción de las pulsiones, debido al poder agresivo/destructivo de las mismas. Esta parálisis pulsional responde a mecanismos de defensa de control rígido obsesivo. También percibe en las otras manchas de color verde y rosa-naranja la idea de “campos”, pero que también están dentro del escudo. La gestión defensiva de estilo obsesivo con control rígido, se muestra reiterativamente a lo largo del Rorschach.

La segunda respuesta dada, es muy significativa: “…una máscara que usaban los caballeros en la época medieval”, aclarando que esto lo percibe en toda la mancha de la lámina, y agregando en el interrogatorio: “como esas yelmo que se levantan de la parte del costado, para la protección de la cara, la máscara o yelmo es toda la lámina”

El nivel formal que acompaña a este percepto es de mediocre calidad, por lo que hay una caída en su mentalización/simbolización frente a este estímulo. Aquí no puede soslayarse la mención de “una máscara o yelmo para la protección de la cara”, es decir, que cumple con la función de protección, y no tanto de ocultamiento como generalmente se le asocia a la respuesta máscara. La cuestión de la “máscara protectora” resulta altamente significativa y necesita de un profundo análisis asociativo con elementos que aparecen claramente en autos. Basta observar los registros fotográficos del rostro del imputado, tras ser detenido por la policía, y que figuran adjuntos en autos. Las huellas del tremendo impacto del golpe recibido en el ojo y rostro que le propinara la víctima instantes anteriores del desgraciado suceso de los disparos, son realmente impresionantes, otorgando una vista del daño objetivo que produjo en los tejidos del rostro y ojo de R. Así cobra sentido la asociación a través de la fantasía inconsciente de “máscara protectora o yelmo que usaban los caballeros medievales”, queriendo significar esto último, la protección de la cara, que hubiese sido menester para evitar la golpiza, que en medio de una acalorada disputa terminó dramáticamente con la muerte de golpeador/víctima. Así el impacto traumático de dicho golpe desencadena en el peritado una reacción emocional aguda que se traduce en una reactividad descontrolada y mortífera.

Luego vino la respuesta a la lámina IX, siendo esta lámina movilizadora de imágenes y afectos inconscientes muy regresivos, arcaicos, donde lo pulsional está ligado a ansiedades tempranas, desorganizadas en sí mismas por lo que requieren de una contención afectiva propia de la imago maternal primaria, que al decir de la Psicoanalista Mélanie Klein remite al vínculo objetal del bebé con el pecho materno, siendo fundamental las características de este vínculo parcial que puede ser tanto con el “pecho bueno” como con el “pecho malo”. La reacción emocional que despiertan los tonos cromáticos de esta lámina, también es importante tenerlo en cuenta pues se asocia a las fantasías inconscientes explicadas anteriormente.

La respuesta que R diera ahora es la siguiente:

Lámina IX:

Ø 1. Esto, al principio me parece lo mismo, una máscara, pero la parte rosa (D inf.) sería el cuerpo de una persona, pero ésta sería una máscara medio tenebrosa, de la época. El cuerpo es como a pecho desnudo, la parte de los hombros por el color, y se marca claramente el hombro como principio del brazo, el pectoral y hasta las tetillas del individuo. Y la máscara que cubre la cabeza (¿color?) No tiene nada que ver.

Análisis cualitativo de la L IX:

En esta lámina aparece la perseveración del contenido “máscara” como efecto de la gran pregnancia emocional que se arrastra de la lámina anterior, L VIII. El peritado no puede deshacerse de dicha representación inconsciente, de ahí que se resalte el poder pregnante de la situación traumática, que reaparece por desplazamiento en esta lámina.

Ahora la máscara que describe contiene la cualidad de “tenebrosa”, haciendo pues referencia al fenómeno especial de siniestro, como equivalente de shock. La asociación inconsciente que subyace a esta respuesta se relaciona al momento del hecho, donde la reacción violenta del peritado es asociada a lo tenebroso pulsional, que irrumpió de manera cruda tras ser alcanzado e impactado por el golpe inesperado. La fantasía subyacente a esta situación traumática se completa aún más, con el agregado perceptivo del peritado, cuando agrega que además de la máscara, percibe en el detalle inferior de color rosa de la lámina, el cuerpo de una persona “como a pecho desnudo, la parte de los hombros, por el color, y se marca claramente el hombro como principio del brazo, el pectoral y hasta las tetillas del individuo”. Esta descripción de una parte del cuerpo de una persona, guarda relación inconsciente directa con la escena del golpe, donde vió el brazo de quién lo golpeó venírsele encima, imagen que quedó marcada a fuego en el psiquismo del peritado, ya que hace referencia de lo último que pudo registrar antes de recibir la violenta trompada que impactó en su cara, derribándolo al piso.

Sería interesante investigar si acaso quién lo golpeó estaba con su torso desnudo en dichos momentos.

Ø Hipótesis a partir de las respuestas Rorschach:

Esta magnífica descripción inconsciente que hace el imputado de los momentos previos de su accionar homicida, quedando en blanco toda asociación ideativa con el pasaje al acto, está dando cuenta de la impronta psíquica dejada por la vivencia del intenso estrés emocional peri-traumático que rodeó al hecho. Los relatos del imputado son altamente significativos de la reacción emocional que se encendiera a partir del encontronazo traumático entre víctima y victimario, apreciando el escenario inconsciente descrito donde el estímulo provocador proveniente del lado de la víctima aparece de forma pregnante a través de reiteradas asociaciones, tal como fueron mostradas y explicadas supra.

Por lo tanto esta valiosa técnica proyectiva que es el Rorschach da cuenta del escenario intrapsíquico que rodeó al pasaje al acto homicida por emoción violenta.

Caso E

Ø Narración del imputado acerca del hecho de autos:

Comenta desde el vamos que no puede explicarse el por qué bajó con el arma, que jamás hubiera bajado armado…que lo sorprendieron, lo agredieron…Agrega que pasó en el ramal Pilar, Km 35, en el peaje. Era domingo, y venía de la casa quinta del hermano. Que venía de trabajar del día anterior, sábado 08/10, y que ese domingo había estado en lo de su hermano. Refiere que ese era un camino habitual que hacía de vuelta hacia su casa, y era normal ya que él se movía por esa zona de countries. Que en la autopista Panamericana, él venía manejando por el carril del medio, teniendo tres carriles de velocidad, él se encontraba en el del medio. Hacía todas las señales y guiños para poder pasar de un carril a otro. Explica que quiso pasar a un automóvil que venía circulando por el carril más rápido, por lo que debía girar a su izquierda para ello. En esos momentos el Perito Oficial le pide que dibuje en una hoja la posición de los autos. Continúa relatando que al querer meterse en la vía rápida, queriendo pasar a un auto (el auto de la víctima), se sucede un altercado entre autos, ya que los del auto de la vía rápida no querían dejarlo pasar, se ponen al lado y de auto a auto y bajando la ventanilla, a lo que E también la baja, y oye que le gritan unos improperios del estilo “¡la p. que te parió!” y luego “¡ya vas a ver!”. Frente a esta situación, E decide subir la ventanilla y continuar su viaje lo más rápido posible hasta el peaje. Ni bien llegado al peaje, de golpe siente dos personas que de cada lado de su auto golpeaban y pateaban las puertas de manera violenta, lo insultaban con todo tipo de improperios. Por temor bajó los seguros de las puertas temiendo que pudieran meterse y agredirlo abriendo las puertas, que sintió mucho miedo, pero al cabo de un rato comenzó a sentir ira.

Ahí el perito oficial le pregunta sobre el tipo de vínculo que él tiene con su auto, a lo que contestó que lo cuida mucho, porque es su medio de trabajo, que es un fanático del cuidado del auto. El perito oficial pregunta por qué usa o lleva el arma, a lo que respondió que por seguridad personal, agregando que en el 2004 lo asaltaron. También que cuando sale de los countries se debe cuidar mucho pues está rodeado de villas- miseria. Preguntado sobre el tipo de arma que portaba, aclara que es una BERSA 380 o sea que es una 9 mm.

Continúa con el relato, diciendo que al sentir ira, bajó con el arma para amedrentarlos, y que se dicen (con la víctima) -¿Qué te pasa?-; -¿Qué te pasa a vos?-. Que disparó sin saber lo que hacía, que el disparo lo despertó, y que quiso salir, irse de ahí, salir corriendo de ese lugar. Se escapó, se iba para su casa, sólo quería ver a sus hijos para hablar de lo que había sucedido. Habló con sus hijos, lloró y les prometió que se iba a presentar a la justicia. Varias veces fantaseó con la idea del suicidio. Salió caminando, no sabe bien por dónde ni cuánto caminó, partió de Lomas de Zamora, se quedó en medio de la calle, en las plazas durmiendo, perdido por Constitución, por Palermo, entre un día y medio o dos…”

Antes de mostrar parte del material proyectivo, es ilustrativa una de las tantas respuestas dadas durante la entrevista pericial, cuando se le preguntara:

¿Lo más traumático de su vida? Responde –“esto que me pasa ahora, lo más duro es el fallecimiento del chico” (Sic) (llora).

Ø De las técnicas proyectivas

A continuación se tomará parte de las técnicas gráficas donde hay hallazgos proyectivos de la huella psíquica que recrea lo que fuera el intenso estrés emocional peri-traumático vivenciado por el imputado en relación al hecho ocurrido.

Ø Técnicas gráficas

Dibujo de la Persona y de la Persona de sexo opuesto:

Llama la atención la expresión de maldad y fealdad en el rostro del personaje dibujado, de tipo diabólico, lo que sin duda responde al mecanismo de proyección de contenidos complejos internos de un “Si Mismo maligno”. Este “complejo maligno” ha sido primariamente internalizado, para luego poderlo exteriorizar a través de la proyección, y para ello ha seguido la vía de formación de síntomas melancólicos, donde el sujeto que padece tales trastornos lo ha hecho a través de la introyección del “objeto malo” (que al revés de la proyección que significa “sacar afuera”, la introyección se entiende como “meter adentro”). La característica de lo melancólico, que aquí reviste cabal importancia, tiene su fundamento en el hecho que el peritado ha cometido un crimen, y es justamente ÉL, el “objeto malo”, lo que ha configurado un “Si mismo maligno”. Cuando se habla de contenidos melancólicos, se está diciendo que está cargado de culpa y autorreproches que se han originado en reacción a la tremenda falta cometida. Otro indicador de la culpa lo podemos rastrear en el tamaño de las manos grandes, cuyos trazos mirándolos atentamente semejan la forma de un arma (pistola o revólver). El aspecto de los brazos cuyos trazos están interrumpidos, como entrecortados, tanto a nivel de la unión de los hombros con los brazos, de éstos con los antebrazos, y las muñecas que parecen como seccionadas de las manos, las cuales no se encuentran bien articuladas. Todas estas líneas interrumpidas están mostrando una solución de continuidad en el dominio de los movimientos de los miembros superiores. En otras palabras, estarían simbolizando la falta de dominio de los actos llevados a cabo por las manos del imputado. Aquí cobra sentido el “complejo del Sí Mismo Maligno”, como expresión melancólica de intensa culpa y autorreproche ligado a hechos o actos que el peritado no puede (no pudo) dominar. También es importante señalar el gran tamaño de los pies dibujados, que asemejan a algo pesado y contundente, como inamovible. Esto se asocia al estado de inmovilización tal como ocurre en los estados emocionales cumbres, sobre todo de miedo, que paralizan e inmovilizan a quién lo padece, por lo que remite a un estado emocional de esas características vividas por el imputado.

Todos estos indicadores muestra la formación de un cuadro reactivo melancólico que se vincula directamente a la situación traumática vivida por el peritado durante el momento del hecho que se investiga, que se ha cristalizado como un sub-sistema psicopatológico que se encuentra contenido dentro del sistema más amplio de la personalidad de base (o también conocida como personalidad previa).

El dibujo de la Persona de sexo opuesto, guarda similares características, por lo que no se ahonda en más explicaciones.

Ø Psicodiagnóstico de Rorschach:

Para ejemplificar el hallazgo de la impronta psíquica, se verá la respuesta dada a la lámina III.

Lámina III:

Resp. principal: Esto parecería dos figurines humanos; el cuerpo pero no la cabeza. Pero bueno…

Resp. adicional: Figurines. Humanoides. Pero están en una situación muy particular.

Análisis cualitativo de la L III:

En esta lámina lo esperable es ver dos figuras humanas en interacción, pero por la respuesta dada de “dos figurines humanos o humanoides…en una situación muy particular” se está ante la irrupción de un contenido fantasmático que desvirtúa el contenido humano, lo desvitaliza, ya que es una negación de lo humano como tal. Esta respuesta de negación se ve reforzada aún más en el agregado de que ve “el cuerpo no la cabeza.”

Es importante señalar que la presente lámina es fundamental para recrear inconscientemente no solamente el tipo de vínculo estable que el peritado establece con los otros, sino específicamente en esta pericia, el tipo de vínculo que pudo haber desarrollado en el momento del hecho que se investiga, ya que el peritado es justamente evaluado psicológicamente a raíz de lo sucedido.

La respuesta dada refiere inconscientemente a la vivencia de ese momento que el peritado tuvo con un otro, donde la percepción que aparece de ambos es decididamente poco humana, jugando acá la posibilidad de una verdadera incapacidad para valorar racionalmente lo que emocionalmente estalló en unos segundos entre el imputado y el/los otro/s implicados en la escena del hecho. La expresión de ver el cuerpo no la cabeza, implica la enorme dificultad del uso de la capacidad reflexiva, por lo tanto la no posibilidad del dominio de la emoción. Es muy conocido el dicho popular “no tiene cabeza” cuando se dice de alguien que no tiene un buen manejo de sus actos, que es un irresponsable.

Esta respuesta es altamente significativa por la fantasía inconsciente surgida y que remite a una situación de descontrol, de fracaso de autodominio y que se relaciona a una vivencia cargada de dramatismo ya que la categoría de lo humano –lo racional, lo reflexivo, lo controlado- quedó reducida a simplemente dos figurines humanos o humanoides. El hecho de verbalizar que se encontraban en una situación muy particular, más que insinuar, alude a la situación traumática vivida con una enorme carga de dramatismo emocional y descontrol conductual. Esta lectura es fundamental en el caso que nos ocupa, por lo que la perito que suscribe, pone especial énfasis para ser tenida en cuenta, no pudiendo bajo ningún punto de vista perder la riqueza simbólica a la que remite esta lámina.

Lámina VI

Resp. principal: Lo de abajo también parecería la piel de un animal…y lo de arriba un tótem indio ceremonial con plumas

Resp. adicional: (¿?) Contacto desagradable porque está muerto el animal…toda piel de animal es muy linda.

Análisis cualitativo de la L VI:

Esta lámina moviliza los pares antitéticos de las pulsiones, tanto sexuales como agresivas en cuanto a sus características de masculino-femenino; activo-pasivo; sadismo-masoquismo, por lo que captura no sólo lo relacionado a fantasías de bisexualidad, sino también a contenidos pulsionales agresivos.

Acá la primera respuesta espontánea de “lo de abajo también parece una piel de animal” es la respuesta esperable para esta lámina. Por lo que se aprecia que se encuentra inserto en una realidad consensuada, ya que el responder sucesivamente de forma esperable, pudiendo ver lo que estadísticamente los otros también ven –respuestas populares-, indica que el peritado posee una correcta percepción y vínculo con la realidad, descartando toda ideación autística o hermética propia de los estados psicóticos.

Pero lo más relevante a consignar aquí es la pregunta formulada por el perito oficial, cuando le pide que aclare si la piel que ve, al contacto resulta agradable o desagradable; a lo que el imputado responde inmediatamente: “contacto desagradable porque está muerto el animal”. Aquí lo más llamativo es la forma de cómo se introduce lo “desagradable” sustentado por la fantasía inconsciente de estar “muerto”.

Esta asociación remite a la situación traumática ocurrida en el hecho que se investiga –la muerte de la víctima, con la referencia insoslayable de intensa culpa en el imputado por lo acontecido, que se pesquisa a través de la asociación de la idea de “desagradable”. Algo que es desagradable y rechazado por el imputado por tratarse de algo del orden de lo inadmisible para su conciencia moral.

La segunda respuesta a esta lámina, aparece en relación al detalle superior de la figura, y que asocia con una rica percepción de “tótem indio ceremonial con plumas”.

Esta verbalización se encuentra sustentada por contenidos de tipo sagrado y ritualista, donde es evidente la aparición de mecanismos de defensa propios del cuadro obsesivo que se basa en el control de los impulsos, fundamentalmente de tipo agresivo, lo cual paraliza, restringe e inhibe la expresión de dichos impulsos. El ritual obsesivo está fundado en el mecanismo de defensa denominado anulación, ya que el ritual tiene como misión anular el impulso que pugna por salir a la superficie, a su vez que aísla la idea del afecto correspondiente, o las ideas entre sí de todo contacto posible entre ellos, por lo que el segundo mecanismo de defensa que sustenta al ritual obsesivo se denomina aislamiento. El intenso sentimiento de culpa inconsciente pone en marcha sendos mecanismos de defensa para defender al Yo del sujeto de hundirse bajo el predominio de la angustia masiva. Se introduce la hipótesis de que la formación de esta intensa culpa inconsciente se halla en relación directa al hecho ocurrido, como figura en autos, por lo que la situación traumática vivida por el imputado en el momento del hecho –el haberse encontrado repentinamente siendo agredido por patadas en su auto, gritos e insultos provenientes de personas desconocidas, por lo que sintió intenso miedo cuando esperaba el turno para pasar por el peaje, y la posterior reacción de ira que lo llevó a ejecutar un disparo-, fue lo suficientemente intensa como para generar un estado de shock emocional que desbordó todo tipo de control posible sobre sus actos. Teniendo por base una personalidad neurótica obsesiva, todo estímulo que sobrepase el umbral de lo soportable para el psiquismo, se convertirá en un estímulo desagradable, rompiendo el autocontrol previo, y con ello exponiendo a dicha personalidad a una explosión emocional difícilmente refrenable.

Ø Hipótesis a partir de las respuestas gráficas y del Rorschach:

La intensa reacción de estrés peri-traumático que se conformó durante el hecho que se investiga en autos, primeramente a raíz de la intensa vivencia de miedo al ser sorprendido, insultado y agredido violentamente cuando el imputado se encontraba dentro su automóvil, dio paso luego a una reacción de ira, emoción cumbre que lo llevó irreflexivamente a tomar el arma que disponía y disparar defensivamente. El ruido del disparo y la imagen de la persona muerta yaciente sacó al imputado del trastorno transitorio de conciencia por el que atravesaba en dichos momentos, asociando dicha escena con un sentimiento de horror que le impulsó a la fuga. Por eso, la intensa reacción emocional por estrés peri-traumático aparecida en los momentos previos de su accionar homicida, tratándose de una personalidad obsesiva, una vez fuera del episodio emocional y recobrando el manejo de la conciencia, generó la intensa culpa melancólica posterior al pasaje al acto, mostrada en el test proyectivo tal como fuera explicitado dejando una laguna mnésica del momento del pasaje al acto homicida, no siendo operativo el funcionamiento de los frenos inhibitorios/superyoicos, por el estado de sideración psíquica. Así también el Rorschach captura la fantasía inconsciente culposa de un Yo profundamente vulnerado o muerto, como es propio de estados psicotraumáticos agudos.

Por lo tanto lo que las técnicas proyectivas patentizarán con extraordinaria fidelidad, será el clima emocional y las escenas traumáticas que rodearon al pasaje al acto homicida por emoción violenta –o emoción cumbre- antes y después del hecho, no durante, puesto que la sideración psíquica inhibió el estado de conciencia.

VIII. Bibliografía consultada:

1. Mariano N. Castex “El Daño en Psicopsiquiatría Forense”, Ed. AD-HOC, 2º edición Julio 2005. Cap.XV “Daño psíquico: otra mirada” págs. 201-209 de la autora Patricia Martínez Llenas.

2. Mariano N. Castex, “El injusto (penal) intrafamiliar –el caso Jacinto

s/emoción violenta”-. Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos

Aires. Vol. XXI pags. 339-453, 1989.


[1] “El Daño en Psicopsiquiatría Forense” de Mariano N. Castex, Ed. AD-HOC, 2º edición Julio 2005. Cap.XV “Daño psíquico: otra mirada” págs. 201-209 de la autora Patricia Martínez Llenas.

[2]Dr. Mariano Castex, “El injusto (penal) intrafamiliar –el caso Jacinto s/emoción violenta-“. Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Vol. XXI: 339-453, 1989.

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