jueves, 17 de mayo de 2007

La masacre intrafamiliar homicida-suicida del barrio de Caballito


*Patricia Martínez Llenas


Cuando ya no se tiene más nada que perder, porque todo se ha perdido: familia, amigos, trabajo, y ya nada interesa, encontramos pues una persona que padece de carencia afectiva.
Este complejo agujero afectivo-existencial actúa como un disparador psicológico, entre otros, en el pasaje al acto criminal en asesinatos de masa intrafamiliar, donde el mass-murder (asesino de masa), ha llegado a una condición personal total de pérdida de sentimiento de Sí, de su autoconcepto, de su auto-respeto.
Aquí, estamos ante la manifestación más cruda y directa de la pulsión de muerte, al decir de Freud, el Tánatos, que orientándose hacia el mundo exterior como una enorme hostilidad, agresividad y destructividad, expresa el enorme vacío interno del sujeto que siente que ya nada ni nadie tiene valor. Se produce así un hundimiento narcisista que impide la reflexión, como si todo girara alrededor de una única representación psíquica de funcionamiento compulsivo alrededor de la muerte –tanto de sí como de los otros seres más significativos-, y que se manifiesta por el pasaje al acto brutal y homicida. Todo debido a profundas vivencias de minusvalía y aniquilamiento personal, que asientan en una personalidad patológica con fuerte cuyas tendencias mixtas, depresiva y paranoide, y que van pergeñando un accionar homicida/suicida.
El aspecto homicida será respecto al entorno afectivo más importante del cual se siente despojado, dejado de lado, disgustado y enojado, y no habiendo otros puntos de apoyo afectivo, reivindica para si lo que ha perdido pero se venga ante esa pérdida.
El estado de ánimo que prevalece no es el mismo del enfermo melancólico, pues hay una exacerbación en los sentimientos de impotencia y vacío, factores generadores de rabia paranoide que encienden la mecha de la explosión conductual violenta.
La personalidad psicopatológica en la que asienta este tipo de accionar homicida/suicida, como la de esta tragedia, bien puede tratarse de una psicosis esquizo-afectiva, donde se manifiestan tanto los síntomas de la serie esquizoide, con sus características de negativismo, aislamiento, alejamiento de toda norma social, y entrada en un mundo no compartido de características autísticas, con ansiedades paranoides productivas en el sentido de la desconfianza, el recelo a mantener o hacer nuevos vínculos afectivos, el control rígido de todo lo que sucede alrededor acompañado de cierta arrogancia megalómana y egocentrismo. Por otro lado, se manifiesta la serie propia al estado de ánimo melancólico, con sus ideas suicidas, de ruina, de minusvalía total. Ambas series unidas son realmente mortíferas, y de muy difícil gestión defensiva interna que llegue a contener las pulsiones destructivas y reestablecer el equilibrio psíquico.

No hay comentarios: