La joven madre, buscó desesperadamente en Internet información acerca del diagnóstico que el médico tratante le diera en ocasión del control obstétrico de su embarazo: -“Señora, lo siento pero estamos ante un caso de ANENCEFALIA…”
Buscó, encontró la definición dada en una de entre miles de páginas médicas de la net, leyó atentamente lo que allí decía: “Es la ausencia de una gran parte del cerebro y el cráneo.”
Luego leyó lo relativo a los síntomas que presentan los bebés:
- Ausencia de cráneo
- Ausencia de cerebro (los hemisferios cerebrales y el cerebelo)
- Anomalías en los rasgos faciales
- Defectos cardíacos
No conforme con eso, continuó su lectura de otros parámetros médicos:
Los siguientes exámenes pueden ayudar a identificar la anencefalia:
- Examen de ácido fólico en suero antes del embarazo
- Amniocentesis (un examen que se practica a la madre para determinar si se están presentando incrementos en los niveles de alfa fetoproteína )
- Niveles de alfa fetoproteína durante el embarazo (los niveles elevados sugieren un defecto en la formación del tubo neural)
- Niveles de estriol en orina durante el embarazo
- Ultrasonido para confirmar el diagnóstico
Ya en estado de dolor incontenible prosiguió con la lectura…
Tratamiento: No se recomienda ningún tipo de terapia específica ya que se trata de una condición mortal.
Expectativas (pronóstico): Esta condición es usualmente mortal en cuestión de días.
La segura muerte anunciada del bebé privará a esta madre de su rol maternante, desencadenando esto un duelo, cuyos contenidos afectivos son comparables a las dolorosas vivencias del personaje Yerma, cuya obra del mismo nombre escribiera el poeta español Federico García Lorca. A continuación se transcriben algunos párrafos:
“¿De dónde vienes, amor, mi niño?
«De la cresta del duro frío.»
(Enhebra la aguja)
¿Qué necesitas, amor, mi niño?
«La tibia tela de tu vestido.»
¡Que se agiten las ramas al sol
y salten las fuentes alrededor!
(Como si hablara con un niño.)
En el patio ladra el perro,
en los árboles canta el viento.
Los bueyes mugen al boyero
y la luna me riza los cabellos.
¿Qué pides, niño, desde tan lejos?
(Pausa)
«Los blancos montes que hay en tu pecho.»
¡Que se agiten las ramas al sol
y salten las fuentes alrededor!
(Cosiendo)
Te diré, niño mío, que sí.
Tronchada y rota soy para ti.
¡Cómo me duele esta cintura
donde tendrás primera cuna!
¿Cuándo, mi niño, vas a venir?
(Pausa)
«Cuando tu carne huela a jazmín.
¡Que se agiten las ramas al sol
y salten las fuentes alrededor!”
En otra parte de la obra donde Yerma emociona y consterna al decir:
YERMA. (Como soñando.)
“¡Ay qué prado de pena!
¡Ay qué puerta cerrada a la hermosura,
que pido un hijo que sufrir y el aire
me ofrece dalias de dormida luna!
Estos dos manantiales que yo tengo
de leche tibia, son en la espesura
de mi carne, dos pulsos de caballo,
que hacen latir la rama de mi angustia.
¡Ay pechos ciegos bajo mi vestido!
¡Ay palomas sin ojos ni blancura!
¡Ay qué dolor de sangre prisionera
me está clavando avispas en la nuca!
Pero tú has de venir, ¡amor!, mi niño,
porque el agua da sal, la tierra fruta,
y nuestro vientre guarda tiernos hijos
como la nube lleva dulce lluvia.”
En otro pasaje Yerma en conversación con otras mujeres y hablando de su dolor y frustración maternal, expresa:
“Yo no pienso en el mañana; pienso en el hoy. Tú estás vieja y lo ves ya todo como un libro leído. Yo pienso que tengo sed y no tengo libertad. Yo quiero tener a mi hijo en los brazos para dormir tranquila y, óyelo bien y no te espantes de lo que te digo, aunque yo supiera que mi hijo me iba a martirizar después y me iba a odiar y me iba a llevar de los cabellos por las calles, recibiría con gozo su nacimiento, porque es mucho mejor llorar por un hombre vivo que nos apuñala, que llorar por este fantasma sentado año tras año encima de mi corazón.”
Se encuentran contenidos ideo-afectivos saturados de angustia, tristeza, frustración, dolor moral, baja autoestima e indignidad que pueden complicarse en un duelo patológico y así devenir en un trastorno del estado de ánimo conocido como melancolía.
Otro exponente del sufrimiento parental por muerte del bebé recién nacido, se puede ejemplificar espléndidamente bien a través de la letra de una canción del canta-autor argentino Juan Carlos Baglietto, cuando escribiera “Era en Abril”
Era en abril
Baglietto, Juan Carlos. Jorge Fandermole
(interpretado por J.C. Baglietto y Silvina Garré)
Sabes hermano lo triste que estoy,
se me ha hecho un duelo de trinos y sangre la voz.
Se me ha hecho pedazos
mi sueño mejor,
se ha muerto mi niño, mi niño, mi niño,
mi niño, hermano.
No pudo llenarse la boca de voz,
apenas vació el vientre de mi dulce amor.
Enorme y azul
la vida se le dio.
No pudo tomarla, no pudo tomarla,
de tan pequeño.
Era en abril, el ritmo tibio
de mi chiquito que danzaba
dentro del vientre,
un prado en flor,
y era su lecho el ombligo, el ombligo,
el ombligo, el sol.
Yo le había hecho una blanca canción
del amor entre una nube y un pez volador.
Lo soñé corriendo
abrigado en sudor,
las mejillas llenas, las mejillas llenas
de sol y dulzor.
No busques hermano el camino mejor,
que ya tengo el alma muda de pedirle a Dios.
Qué hacemos ahora, mi dulzura y yo,
con dos pechos llenos, con dos pechos llenos
de leche y dolor.
Era en abril...
Y estamos pensando, sería mejor,
el marchar los tres, el marchar los tres,
a quedarnos dos.
Era en abril...
En la letra encontramos una referencia directa a una ideación melancólica de suicidio parental por imposibilidad de enfrentar el duelo por la muerte del bebé, así aparece cuando dice:
“Y estamos pensando, sería mejor, el marchar los tres, el marchar los tres, a quedarnos dos.”
Nada más prolífico que las manifestaciones del arte para ilustrar los sentimientos, estados afectivos diversos, conflictos y pasiones de los seres humanos, cuando las situaciones vitales devienen traumáticas. Se trata de un maternaje/paternaje abortado por muerte precocísima del bebé portador de una anencefalia.
El acento en el presente artículo, estará puesto en la interrupción del rol parental fantaseado, como castración y vacío, y de los derivados complejos inconscientes alrededor de la culpa y el duelo, que al decir del Dr. Mariano Castex, son vivenciados como “la persona que no fue”, o “dar a luz lo que no es, como doloroso porvenir de una ilusión”, o “el calvario de cultivar en sí a la caricatura del ser y ponerlo en una cuna cadalso”, o “portadora de una macabra ilusión”, o “la farsa de un proceso de alimentar a un no ser”.[1]
Siguiendo algunos de los consejos del Dr. Enrique Bamabarén Páez, médico neonatólogo del Hosp. Nacional Cayetano Heredia (Perú), quién en su artículo “Dilemas éticos en Neonatología”[2] al referirse al tratamiento que deberá brindarse a los padres que atraviesan este tipo de situaciones límites ligadas a patologías gravísimas del bebé por nacer, entre las que señala, de acuerdo a lo establecido por el Manual de Reanimación de la Academia Americana de Pediatría, el no inicio de maniobras de reanimación (siempre que se disponga de la certeza en el diagnóstico):
Neonato menor de 23 semanas de edad gestacional
Peso menor de 400 gr.
Anencefalia
Trisomía 13 confirmada
Asimismo considera el especialista respecto a la conducta a seguir frente a los padres que enfrentan tales situaciones, algunas sugerencias como:
Permitir que los padres conozcan al bebe sin demora, en primer lugar porque es su derecho y si es que hubiera demora se puede empeorar la imagen mental que éstos se pueden haber formado del neonato.
Se hace necesario responder a las preguntas que los padres puedan formular, de acuerdo a los conocimientos que tengamos hasta ese momento, buscando involucrar rápidamente a los padres. Recordando que el médico, está a cargo del neonato pero también de la familia que requiere nuestro apoyo y ayuda.
En cualquier caso, prematuridad, malformaciones, u otra patología, es muy importante recordar las diferentes fases por las que pasa una persona ante una mala noticia:
Shock
Negación
Tristeza y cólera
Equilibrio y
Reorganización
Desde el punto de vista de una adecuada “prise en charge” o toma a cargo, desde la especialidad de la psicología clínica, la herramienta más idónea a utilizar será el psicodiagnóstico, para hacer el relevamiento de los tres primeros ítems, es decir, de la constatación de shock, negación, tristeza y cólera, teniendo en cuenta la magnitud de los mismos, de su repercusión traumática en el psiquismo, por ende, de la aparición de un daño psíquico que como tal pueda invadir y modificar las condiciones psicosomáticas globales de la personalidad de base.
Se señala como indispensable la combinación de dos técnicas proyectivas que aportan una riquísima información del estado psicológico global del paciente, el Rorschach y el T.A.T. - en su versión francesa- [3] [4] [5] ya que ambas - sobre todo el T.A.T.- toman la estructura de personalidad, y dentro de la misma, las organizaciones psicodinámicas predominantes y secundarias, los estilos psicopatológicos, los fantasmas preponderantes, y las formas de reorganización psíquica actuales y potenciales que podrán operar mediante la puesta en marcha de un tratamiento psicoterapéutico.
El doloroso impedimento de poder edificar “la triangulación edípica padre-madre-hijo”, derivado de la muerte prematura del bebé anencefálico, reactivará, de existir éstas, anteriores huellas psíquicas reprimidas, cuyos contenidos afectivos entrarán en resonancia emocional con la actual situación de pérdida, pudiendo acelerar, empeorar o evidenciar la aparición de un trastorno probablemente de estilo depresivo, que hasta ese momento no tuvo oportunidad de manifestación, o bien porque no habían antecedentes o bien, porque de existir éstos se encontraban de forma latente bajo una apariencia de normal funcionamiento psíquico, o al menos bajo cierto grado de control yoico garante de una satisfactoria relación con la realidad.
Triangulación edípica, diferencia de generación, diferencia de sexo, todos los componentes esenciales que reenvían a la normalidad psíquica y que se organizan en torno al atravesamiento del Complejo de Edipo.
Estos últimos conceptos se verán comprometidos ante la situación de duelo por pérdida del hijo, lugar vacío y melancólico, que como Yerma, clama su dolor infinito del no ser, pero que en la anencefalia, pudo… pero no fue.[6]
[1] Dicho por el Dr. M. Castex a la autora de este artículo en ocasión de la elección del título del mismo.
[2] Revista Peruana de (approche psychanalytique) », de Vica Shentoub & Al, Ed. Dunod, Paris , France , 1990
[4] “Le T.A.T. Fantasme et situation projective”, d
Pediatria Enero -Abril 2006.pmd en www.pediatriaperuana.org/.../ene-abr-2006/Revista...
[3] “Manuel d’utilisation du T.A.T.
e Françoise Brelet, Ed. Dunod,
[5] “Nouveau Manuel de TAT. Approche psychanalytique”, de Françoise Brelet-Foulard et Catherine Chabert, Ed. Dunod,
[6] Artículo comunicado al CIDIF en Marzo 2007.
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