jueves, 1 de noviembre de 2007

LA RELACIÓN DE DOMINACIÓN (DEL FRANCÉS RELATION D’EMPRISE)

Lic. Patricia Martínez Llenas


La relación de dominación es una forma de manipulación grave que constituye un real proceso de destrucción mental. La víctima no tiene más que una débil estima de ella misma, ha sido lesionada en lo más profundo de su identidad, el derecho de ser otro le está negado. Se encuentra rebajada por su dominador del estado de sujeto a ese de objeto. La víctima no puede replicar a la violencia que le es hecha, encerrada en la sumisión a su agresor insidioso que la subyuga y la apremia a través de comportamientos manipulatorios. Así, la víctima perciba esta violencia como una punición justificada por su estado de inferioridad y que la revuelta no hará más que amplificarlo.
El dominador tiene muy poca o ninguna conciencia de la violencia que inflige y un mínimo sentimiento de culpabilidad. Para la víctima, el pronóstico es sombrío y las secuelas psíquicas son profundas, pudiendo conducir al extremo justo del suicidio.
El discurso y el comportamiento del instigador –dominador- no tiene por finalidad el intercambio con el otro. Pero sí el levantamiento progresivo y solapado de las defensas de su víctima para llevarla a un estado de confusión próximo al trance. Este estado de conciencia suspendido es mantenido por el aprendizaje y la obediencia a comportamientos automáticos sostenidos desde una lógica de supervivencia frente a situaciones de impotencia, y por reglas sociales intangibles.
Así la renombrada psicoanalista Marie-France Irigoyen trata el tema de la relación de dominio en su libro “El acoso moral. La violencia perversa en lo cotidiano” (Le harcelement moral. La violence perverse au quotidien” de Editions Syros, Paris, 2001), libro resumido por Gladys Ndang en septiembre 2006.
Doctor en medicina desde 1978, Marie France Irigoyen se especializó en psiquiatría. Psicoanalista, psicoterapeuta familiar, anima desde 1985 seminarios de gestión del estrés en empresas. Luego se formó en victimología en los EEUU primero, luego en Francia donde presentó una tesis intitulada “La destrucción moral, las víctimas de los perversos narcisistas”. Centra entonces sus búsquedas sobre la violencia psicológica y publica en 1998 un ensayo “Le harcelement moral, la violence perverse a quotidien”, que conoce un inmenso suceso y se encuentra traducido en 22 lenguas. Es este ensayo el que se desarrollará inmediatamente en su libro de mismo título.
Un individuo narcisista impone su dominación para retener al otro, queriendo paralizar a su partenair poniéndolo en posición de incertidumbre: para estar seguro de quedar en posición de superioridad, el perverso narcisista constituye una asociación mortífera de denigración, los ataques subterráneos son sistemáticos.
La convención internacional de los derechos del niño considera como malos tratos psicológicos hacia los niños: la violencia verbal, los comportamientos sádicos y desvalorizantes, el rechazo afectivo, las exigencias excesivas o desproporcionadas en relación a la edad del niño. A veces dicho maltrato tiene la máscara de la educación, ya que la educación tradicional tiene por finalidad quebrar la voluntad del niño para hacerlo un ser obediente y dócil, por lo que los niños no pueden reaccionar dada la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos educadores que los convierten en mudos y pueden asimismo hacerles perder la conciencia de realidad.
El acoso sexual es un paso en más del acoso moral. Si bien concierne a los dos sexos, la mayor parte concierne a mujeres agredidas por hombres, que frecuentemente son jerárquicamente superiores (profesor-alumna; médico-paciente)
Diferentes tipos de acosadores sexuales han sido descritos –todos teniendo en común un ideal de rol masculino dominante y actitudes negativas respecto de las mujeres y el feminismo. Diferentes categorías de acoso sexual fueron identificadas : el acoso de género, que consiste en tratar a una mujer de manera diferente porque es una mujer, con remarcas o comportamientos sexistas; el comportamiento seductor ; el chantaje sexual ; la atención sexual no deseada; la imposición sexual y el asalto sexual.
LAS RELACIONES PERVERSAS Y LOS PROTAGONISTAS
La influencia consiste, sin aumentar, a llevar a cualquiera a pensar, decidir o conducirse diferentemente a como lo haría espontáneamente. La persona que es blanco de esa influencia no puede consentir a priori libremente. El proceso de influencia está pensado en función de su sensibilidad y sus vulnerabilidades. Eso se hace a través de la seducción y la manipulación. Como en toda manipulación, la primer etapa consiste a hacer creer al interlocutor que él es libre, así se trata de una acción insidiosa que priva de libertad a aquél que está sumiso. No se trata, pues, de argumentar de igual a igual, pero sí de imponer, impidiendo al otro de tomar conciencia del proceso, impidiéndole de discutir o resistirse. Se le retira así a la víctima sus capacidades de defensa, se le retira todo sentido crítico, eliminando también toda posibilidad de rebelión. Encontramos aquí todas las situaciones donde un individuo ejerce una influencia exagerada y abusiva sobre un otro y sus respuestas.
¿Qué significa la palabra francesa “emprise” en este contexto de acoso moral y sexual?La emprise es un procedimiento de dominación sobre otro. La relación de dominio impide toda posibilidad de entrar en relación real con el otro en tanto que otro, diferente de si, manteniéndolo sumiso al grupo, prisionero y esclavo.
Se trata de fraude moral. Es la dominación intelectual o moral en una relación de dominación. El poder arrastra al otro hacia la dependencia. Se trata de debilitar al otro para dejar pasar mejor sus ideas. La relación de dominación puede ir hasta la captación del espíritu del otro como en un verdadero lavado de cerebro.
La dominación sólo existe en el campo relacional, es la dominación intelectual o moral, la ascendencia o influencia de un individuo sobre otro. La víctima es atrapada en una tela de araña, tenida a disposición, ligada psicológicamente, anestesiada. No tiene conciencia de haber sufrido esta efracción.
LA COMUNICAcION PERVERSa
El perverso narcisista toma un modo particular de comunicación hecha de actitudes paradojales, de mentiras, de sarcasmos, de irrisión, y de desprecio. La utilización de la relación de dominación se basa en procedimientos que otorgan la ilusión de una comunicación: una comunicación particular no hecha para reunir sino para alejar e impedir el intercambio. Esta distorsión en la comunicación tiene por finalidad la utilización del otro. Para que este otro continúe sin comprender nada de estos procedimientos en curso y así confundirlo más aun, hay que manipularlo verbalmente. Siendo no verbal, oculta, sofocada, la violencia transpira a través de los no dichos, los desentendidos, las reticencias, por lo que es vector de angustia.
Los diferentes métodos de comunicación que utiliza el perverso para dominar y desestabilizar a su víctima son:
Rechazar la comunicación directa: No hay jamás comunicación directa porque “No se discute con las cosas”. El rechazo al diálogo es una forma de decir, sin expresar directamente con las palabras, que el otro no le interesa o que no existe como tal.
Deformar el lenguaje: Se encuentra en los perversos, cuando éstos se comunican con sus víctimas, una voz fría, blanca, plana, monocorde. Es una voz sin tonalidad afectiva, que congela, inquieta, dejando aflorar los propósitos más anodinos como el desprecio y la irrisión. El mensaje de un perverso es deliberadamente vago e impreciso, tendiendo a la confusión. Otro procedimiento verbal habitual de los perversos es utilizar un lenguaje técnico, abstracto, dogmático, para arrastrar al otro a consideraciones que no comprende en absoluto, y por las cuales no osa pedir explicaciones por miedo a pasar por un imbécil. Ese discurso frío, puramente teórico, tiene por efecto el impedir a quién escucha, poder pensar y por lo tanto de reaccionar.
Mentir: Más frecuente que una mentira directa, el perverso utiliza de entrada un conjunto de desentendidos, de no dichos, destinados a crear un malentendido para enseguida explotarlo a su favor. Los mensajes incompletos, paradojales corresponden a miedos en la reacción del otro. Se dice sin decir, esperando que el otro haya comprendido el mensaje sin que las cosas hayan tenido necesidad de ser nombradas. Esas mentiras no pueden decodificarse la mayoría del tiempo sino que lo es a posteriori. Decir sin decir es una forma hábil de hacer frente a toda situación.
El perverso utiliza el sarcasmo, la irrisión y el desprecio: Brevemente, el perverso se burla de las convicciones de su víctima, de sus elecciones políticas, de sus gustos, la ridiculiza en público; la denigra delante de otros: la priva de toda posibilidad de expresión, se mofa de sus puntos débiles, hace alusiones de desobediencia sin jamás explicitarlas, pone en duda sus capacidades de juicio y de decisión.
El discurso paradojal esta compuesto de un mensaje explícito y de otro que es mal entendido, del cual el agresor niega la existencia. Esto es un medio muy eficaz para desestabilizar al otro.
Descalificar a alguien consiste en decirle y repetirle que no vale nada, hasta que este termine por prensarlo el mismo.
Dividir para mejor reinar: El goce supremo para el perverso es hacer cumplir la destrucción de un sujeto por un otro, y de asistir a este combate del cual los dos saldrán debilitados, y eso reforzará su omnipotencia personal.
Imponer su poder: Se está en la lógica del abuso de poder donde el más fuerte somete al otro. La toma de poder se hace a través de la palabra. Dar la impresión de saber más, de detentar una verdad “la verdad”. Se pone en marcha un funcionamiento totalitario, fundado sobre el miedo, que tiende a obtener una obediencia pasiva: el otro debe actuar como el perverso espera, debe pensar según sus normas. Ningún espíritu crítico es posible. Se trata de aniquilar, de negar toda diferencia. El agresor establece esta relación de influencia para su propio beneficio y en detrimento de los intereses del otro.

LA VIOLENCIA PERVERSA
Resistirse a esta relación de dominación, es exponerse al odio, En este estadío, el otro, que no existía como tal, sino como un objeto útil deviene en objeto peligroso del cual conviene desembarazarse a través de no importa que medio. La estrategia perversa se devela un buen día. El odio es mostrado! En el momento que la víctima da la impresión de escapársele, el agresor vivencia un sentimiento de pánico y de furor; se desencadena. Cuando la víctima expresa lo que siente, tiene que hacerla callar. Es una fase de odio en estado puro, extremadamente violenta, hecha de golpes bajos y de injurias, de palabras que rebajan, humillan, tornando en irrisorio todo eso que es propio del otro.
Esta armadura de sarcasmo protege al perverso de aquello que más teme, la comunicación. Todo lo que ya existía de forma subterránea aparece ahora un buen día. El trabajo de demolición deviene sistemático. No se trata aquí de amor que se transforma en odio como se tiende a creer, pero sí de apetencia o ganas que se transforman en odio; de no amor bajo una máscara de deseo, no por la persona misma, pero por eso tiene en más y que el perverso quisiera apropiarselo. Luego, es un odio oculto, ligado a la frustración de no poder obtener del otro lo que tanto deseaba. Cuando el odio se expresa francamente, es con la intención de destrucción, de aniquilación del otro.
EL AGRESOR
Los rasgos de la personalidad son muy comúnmente compartidos (egocentrismo, necesidad de admiración, intolerancia a la crítica) y no son por tanto patológicos.
La noción de perversidad implica una estrategia de utilización, luego de destrucción de otro, sin ninguna culpabilidad. Un perverso narcisista se construye asumiendo sus pulsiones destructivas.
Estas características son también comunes del Trastorno Antisocial de la personalidad.
Así el sentido de perversidad lo encontramos en la descripción que hace el DSM IV (Criterios Diagnósticos de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association), tal como sigue :
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
1. fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención.
2. deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer3. impulsividad o incapacidad para planificar el futuro4. irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones5. despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás6. irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas7. falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.
Alberto Eiger intentó sobre eso dar la definición siguiente: “Los individuos perversos narcisistas son aquellos que, bajo la influencia de su Si grandioso, tratan de crear un vínculo con un segundo individuo, atacando particularmente la integridad narcisista del otro con el fin de desarmarlo. Atacando también el amor de Sí, la confianza en Sí, la autoestima y la creencia en Sí del otro. Al mismo tiempo buscan, en cierta forma, a hacer creer que el vínculo de dependencia al otro respecto a ellos es irremplazable y es lo que el otro le solicita.
La personalidad narcisista, según el DSM IV está descrita como sigue (presenta al menos cinco de las manifestaciones siguientes) :
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).2. está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.3. cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.4. exige una admiración excesiva.5. es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.6. es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.7. carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.8. frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.9. presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.
El psicoanalista de renombre internacional Otto F. Kernberg, en su libro “LA AGRESION EN LAS PERVERSIONES Y EN LOS DESÓRDENES DE LA PERSONALIDAD” de Editorial Paidós, Buenos Aires, 1º edición 1994, en el cap. 5, pág. 117, considera que “hay también un grupo de pacientes ubicados en algún punto entre el trastorno narcisista y el antisocial, caracterizados por que yo he denominado el síndrome del narcisismo maligno (1984). Este síndrome se define por la combinación de 1) un trastorno narcisista de la personalidad; 2) conducta antisocial; 3) agresión o sadismo yo-sintónico –quiere decir que no genera angustia en el yo del agresor- dirigidos contra los demás o expresado en un tipo particular de automutilación triunfante o con intentos de suicidio, y 4) una fuerte orientación paranoide.”
¿Cuáles son las relaciones de la malignidad y la crueldad con el sadismo? Sartre escribió que la malignidad es tener la necesidad del sufrimiento de los otros para existir.
El psicoanalista R. Dorey ponía el acento sobre la relación de dominación, apropiación, desposesión. Neutralización del deseo del otro y abolición de la alteridad, sea por la seducción, sea por la fuerza.
Los perversos narcisistas son individuos megalómanos que se ponen como referentes, como marco del bien y del mal, de la verdad. Se les atribuye frecuentemente un aire moralizador, superior, distante. Aunque si ellos no digan nada, el otro se siente sorprendido en falta. Anteponen sus valores morales irreprochables dando una buena imagen de ellos mismos. Denuncian la malevolencia humana. Presentan una ausencia total de interés y empatía para los otros, pero desean que los otros se interesen a ellos. Todo les es debido. Critican a todo el mundo, no admitiendo ningún cuestionamiento y ningún reproche.
LA VICTIMA
La víctima es víctima porque ella ha sido designada por el perverso. Deviene en chivo expiatorio, es la responsable de todo el mal. Ella será de ahora en adelante el blanco de la violencia, evitando a su agresor una depresión o bien, un cuestionamiento. La víctima en tanto que víctima, es inocente del crimen por el cual va a pagar. No obstante, los propios testigos de la agresión la convierten en sospechosa. Todo pasa como si una víctima inocente no pudiese existir. Se imagina que ella consiente tácitamente o que ella es cómplice, conscientemente o no, de su agresión.
Lo propio de un ataque perverso, es de considerar las partes vulnerables del otro, ahí donde existe una debilidad o una patología. Cada indivuduo presenta un punto débil que será para el perverso un punto de enganche. Puede que esta falla sea justamente eso que el otro rechaza ver en sí mismo. El ataque perverso es entonces una revelación dolorosa. Eso puede ser un síntoma que el otro intenta banalizar, minimizar, y que la agresión perversa vendría a reactivar. Los perversos buscan en el otro el germen de la autodestrucción que es suficiente para activar una comunicación desestabilizante.
El funcionamiento perverso consiste en apagar toda marca de libido. Pues la libido es la vida. Es necesario, entonces, apagar toda marca de vida, todo deseo, también toda posibilidad de reaccionar. En la relación con los perversos, no hay simetría, pero sí dominación de uno sobre el otro, e imposibilidad para la persona sometida, de reaccionar y detener el combate. Es así cuando se trata realmente de una agresión.
Las consecuencias a largo término (en la víctima):
El shock se produce cuando las víctimas toman consciencia de la agresión. Hasta ese momento no eran desconfiadas, sino que estaban aún demasiado confiadas. Brutalmente, comprenden que han sido el juguete de una manipulación. Se encuentran desamparadas, heridas, todo se derrumba. La importancia del traumatismo viene del efecto sorpresa y de la falta de preparación, consecuencia de la dominación. Momento donde se mezclan el shock emocional, el dolor y la angustia. Es una sensación de efracción violenta, de sideración, de desborde, de hundimiento que ciertas víctimas describen como una agresión física « es como un puñetazo ». De ahí en más se organiza el complejo cuadro de estrés postraumático.
El síndrome de Estrés postraumático : [1]
Síndrome del TEPT –Trastorno por estrés postraumático, o PTSD –Postraumatic Stress Disorder o Desarrollo Psíquico Postraumático-, este otro concepto que se acopla, es el de “SIDERACION PSIQUICA” *(a) entendiendo como tal a un estado psicológico de atontamiento, de un trastocamiento o devastación (bouleversement), de los puntos de referencia del sujeto, cuando es impactado por el evento traumático.

Dicho impacto produce a nivel intrapsíquico una suerte de “efracción” –o fractura- del sistema de para-excitación (como Freud lo explicara, es el sistema de defensa que protege al psiquismo de un exceso de excitación, que evita el desborde de estímulos displacenteros que son resentidos como un aumento insoportable de afecto angustioso), siendo esta efracción la responsable de colocar al sujeto en confrontación con la “realidad de la muerte”, o con la “imagen del Sí Mismo muerto”.

La Sideración Psíquica, es el verdadero momento de desestructuración yoica, y el inicio de procesos psicopatológicos, que operan fundamentalmente bajo el predominio de la disociación o clivaje de las representaciones, ya que una parte de los pensamientos continúa circulando libremente, permitiendo en apariencia adaptarse a la realidad presente.
Se produce entonces una hipervigilancia que permite estar en estado de alerta, mientras que un embotamiento de las emociones y una amnesia parcial permiten manejar el estrés. Pero otra parte queda adherida alrededor de la imagen traumática –disociada-, originando perturbaciones que luego de cierto tiempo de transcurrido el evento traumático –a posteriori, o aprés-coup-, se organizan y consolidan bajo el nombre de síndrome de repetición traumática. Así el sujeto revive las escenas traumáticas indefinidamente como un filme que se reitera de manera circular.

Estos elementos descritos, se combinan dinámicamente constituyendo el:
“Síndrome del Trastorno por estrés postraumático”, en el que podemos advertir la presencia de las siguientes manifestaciones, que son expresiones directas de la irrupción masiva de emergentes de proceso primario, como modalidad de funcionamiento psíquico preponderante:
Ø Reacciones inmediatas de estrés
Ø Evocación de la muerte
Ø Ausencia de mediación a través de las palabras (ausencia de palabras)
Ø Experiencia particular originada en la pérdida de dos referentes, del tiempo (no saben más su edad...) y del espacio (no saben más dónde se encuentran, desorientación temporoespacial, confusión inmediata o diferida...)
Ø Inhibición (no neurótica), sideración
Ø Mirada escópica de imágenes traumáticas (de la pulsión escópica entendida como la pulsión de mirar con cierta fascinación imágenes de fuego, explosión, las imágenes son traumatisantes)
Ø Imágenes auditivas (ruidos de explosión, gritos, voces...)
Ø Imágenes olfativas (olor químico...) Imágenes táctiles (horripilación, sensaciones corporales, carne de gallina...)
Ø Trastornos de funciones vitales: pérdida de apetito, trastornos del sueño, como el despertar frecuente, pesadillas, o una hipersomnia que permite un “refugio en el soñar”
Ø Trastorno del humor hacia la tristeza; melancolía con culpabilidad; labilidad del humor; trastornos del carácter con agresividad, violencia. La persona afectada es portadora de un sentimiento de terror, que conlleva un riesgo de suicidio importante, y/o una vivencia de la nada, de aniquilación.

Este nuevo estado de desequilibrio mayor se produce a expensas de la anterior integridad y homeostasis psicológica, rompiendo sus cadenas asociativas y sus representaciones intrapsíquicas, fragmentando a éstas en pedazos, siendo las imágenes traumáticas la que ahora ocupan el centro de la escena, volviendo como pensamientos intrusivos, pesadillas, angustias incontrolables, fobias, etc.

La sideración psicológica, será pues, el estado de mayor indefensión y vulnerabilidad donde anclarán luego (del aprés-coup), las diversas manifestaciones del trastorno por estrés post-traumático.
[1] Mariano N. Castex “El Daño en Psicopsiquiatría Forense”, Ed. AD-HOC, 2º edición Julio 2005. Cap.XV “Daño psíquico: otra mirada” págs. 201-209 de la autora Patricia Martínez Llenas.

*(a) El término "sideración psiquica", que es utilizado en técnicas proyectivas y en psicoanálisis por la escuela francesa en general, hace referencia a un estado de inhibición psíquica mayor, donde prácticamente el bloqueo asociativo es total, o sea, el sujeto, guarda silencio frente a los estímulos presentados a través de las distintas láminas, sea del Rorschach, o del TAT, sus tiempos de respuesta o de latencia inicial para dar una respuesta, son larguísimos, justamente porque está inhibido en sus procesos asociativos; los silencios son numerosos, en general la producción verbal está muy restringida. Esto se acompaña generalmente de manifestaciones de ansiedad, que a nivel del comportamiento, se observan como mímicas, rictus de angustia, sudación, actitud petrificada. Este mismo estado, lo describen como reacción de inhibición, o bloqueo, o sideración, frente a la experiencia psicotraumática, que luego deviene en trastorno por estrés postraumático. Por lo tanto, la “sidération psychique”, es un galicismo, que adaptado a nuestra lengua como “sideración psíquica”, es utilizado en la explicación psicoanalítica de los estados por estrés postraumático.